Se va dolido por el daño que pudo causar a la imagen de la Justicia e insistió en que no hizo nada malo

Dívar se va convencido de ser víctima de una campaña cruel

Carlos Dívar a la salida del pleno del órgano de gobierno tras dimitir de su cargo. (Foto: BALLESTEROS)
El hasta ayer presidente del Poder Judicial, Carlos Dívar, dimitió 'dolido' por el daño que pudiese causar a la imagen de la Justicia la polémica de sus viajes en fin de semana, aunque insistió en que no ha hecho 'nada malo' y cree que fue víctima de una campaña cruel y desproporcionada.
A pesar de todo, Dívar decidió abandonar el cargo por el 'convencimiento' de que era 'lo mejor para la carrera judicial' y durante la celebración del pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ante el que formalizó su dimisión mantuvo en todo momento una actitud 'fría y distante', según manifestaron fuentes de este órgano Una vez oficializada la renuncia, sus compañeros decidieron votar por unanimidad un acuerdo de reconocimiento a su 'trabajo' estos tres años y medio al frente de la institución y del Tribunal Supremo y durante sus 43 años de ejercicio en la carrera judicial.

La renuncia de Dívar como presidente del CGPJ y del Supremo -primera vez que se produce algo similar en la historia de la democracia- ya fue comunicada al Ministerio de Justicia y se hará efectiva cuando se publique en el Boletín Oficial del Estado.

El vicepresidente del CGPJ, Fernando de Rosa, pasa ahora a ocupar la jefatura del Consejo de forma interina y Juan Antonio Xiol, presidirá el Tribunal Supremo por ser el presidente de sala más antiguo.


'MIRAR HACIA DELANTE'

El Gobierno presidido por el Partido Popular insistió en que 'respetaba' la decisión de Dívar y, recalcó la necesidad de recuperar a la 'mayor brevedad' posible la 'normalidad' en la institución. Así lo dijo el presidente de la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados Alfredo Prada, debido a que la situación 'provocó el deterioro de la imagen del Consejo y de de la administración de Justicia'.

En este sentido, el ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón, señaló que éste es el 'momento de mirar hacia delante', contribuyendo 'todos' a 'fortalecer el prestigio de los magistrados'. 'Desde luego, el Gobierno va a estar permanentemente en esa actitud', añadió.

Por su parte, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró que a partir de este momento, era necesario que la institución se pusiera a trabajar para 'recuperar la credibilidad' perdida 'a chorros' con este caso. Además, el exministro de Justicia y diputado socialistas Francisco Caamaño consideró que este caso llevó 'al límite' al CGPJ y cree que, en vez de 'dar vueltas' sobre la elección de los vocales, lo mejor sería suprimir la institución porque no es 'constitucionalmente imprescindible'.

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