La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo, escenificaron ayer un alejamiento de Vox, un día después de que el PP se abstuviera en la moción de censura y cuando la legislatura toca su fin en autonomías y municipios. La presidenta madrileña eligió el último pleno del parlamento regional antes de las elecciones del 28 de mayo para romper con Vox, cuando le dijo a la portavoz de esta formación, Rocío Monasterio, que “a partir de hoy cada uno siga su camino”.
El desmarque llegó tras anunciar Vox que dejará caer su propuesta fiscal para atraer inversión extranjera, una muesca más en una relación que llevaba meses deteriorada, desde que Vox impidió también la aprobación de los presupuestos madrileños. Ayuso denunció esta “deriva” desde su escaño: “Ya cuando han decidido que el enemigo soy yo y por tanto lo paga Madrid, ahí ya sí es cuando les digo: cada uno mejor por su cuenta”. Feijóo le respaldó desde Bruselas, donde dijo compartir y comprender que les diga “con ustedes no cuento” porque no les interesa Madrid, sino “intentar buscar algún rédito electoral de la antipolítica”. Ante esta decisión, Vox anunció una “nueva relación” con el PP.
Los populares dejaron además múltiples críticas a la moción de censura de Vox, en la que se abstuvieron y evitaron el choque frontal, a diferencia de lo que ocurrió en la etapa de Pablo Casado, que votó no a la anterior moción, un cambio de posición que les granjeó críticas desde la izquierda. Feijóo rompió un silencio de dos días para calificar esta moción de “esperpento”, “simulacro” y “pérdida de tiempo” y denunció la política “populista” e “infantil” en la que incluye tanto a Vox como al Gobierno.
Ayuso felicitó el miércoles con ironía a los de Abascal por “sacar a hombros” al presidente del Gobierno, mientras que el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, calificó la iniciativa de un “grave error” en el que “solo ha salido ganando (Pedro) Sánchez”.
Modo electoral
Estas críticas llegan cuando el PP activó ya el modo electoral de cara a las elecciones del 28 de mayo, donde aspira a arrebatar territorios al PSOE. Y aunque este objetivo depende en algunas autonomías de un entendimiento con Vox, Feijóo rechaza hablar de “política de bloques” y defiende estar en la “centralidad”.
La meta del PP es lograr gobiernos monocolor, pero en Génova son conscientes de que dependerá de en qué medida aventajan a Vox. La jugada a la que aspira el PP es adelantar en solitario a la suma de la izquierda, como Ayuso logró en Madrid, porque de esta forma Vox tiene más complicado impedir que el PP gobierne.
