Gratitud, respeto y solemnidad en la despedida al expresidente Suárez

Los expresidentes Zapatero, Aznar y González junto a Rubalcaba a la llegada del féretro al Congreso
photo_camera Los expresidentes Zapatero, Aznar y González junto a Rubalcaba a la llegada del féretro al Congreso

El Rey Don Juan Carlos resumía el sentir general al salir del Congreso, donde se desarrolló el velatorio: "Una gran pena".

La gratitud, el respeto y el reconocimiento al legado de Adolfo Suárez presidieron ayer su solemne despedida en el Congreso de los Diputados, donde desde el rey hasta los compañeros del presidente durante la Transición y numerosas autoridades le han rendido un sentido homenaje.

"Una gran pena". Con esta frase resumía Don Juan Carlos su pesar y el sentir general que se respiraba en el Congreso, en cuyo Salón de Pasos Perdidos, una de sus estancias más emblemáticas, se había instalado la capilla ardiente. Con honores de Estado llegaba por la mañana el féretro de Suárez al Palacio de la Carrera de San Jerónimo, en medio de un profundo silencio sólo roto por los aplausos de los miles de ciudadanos que ya aguardaban para entrar.

Las principales autoridades del Estado, con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y los del Congreso, Senado, Tribunal Constitucional y Consejo General del Poder Judicial a la cabeza, esperaban en la escalinata de la Puerta de los Leones la llegada del expresidente. Con ellos, los otros tres expresidentes -Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero-, los miembros de las Mesas del Congreso y del Senado; el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y otras autoridades aguardaban la llegada del féretro de Suárez, que diez soldados del Regimiento Inmemorial del Ejército de Tierra portaron hasta el Salón de Pasos Perdidos.

Bajo el redoble de los tambores de la Guardia Real entraban al Congreso los restos mortales del primer presidente de la democracia, cuyo féretro seguían, caminando, sus hijos y sus nietos. El primogénito del expresidente, Adolfo Suárez Illana, portaba consigo el Toisón de Oro con el que el rey distinguió a su padre, que se colocó a los pies féretro. Y junto al Toisón colocó el rey la última y póstuma condecoración a Suárez: el Collar de la Real y Distinguida Orden de Carlos III.

Don Juan Carlos y Doña Sofía, así como la infanta Elena, llegaban al Congreso media hora después que el cortejo fúnebre, y fueron recibidos en el Patio de Floridablanca por Rajoy y las principales autoridades. El rey, con semblante muy serio, conversó unos segundos con Rajoy y posó junto a la reina y la infanta con las autoridades antes de entrar en el Palacio.

Después, la capilla ardiente quedó abierta cuando, uno por uno, han ido entrado en fila y rindiendo homenaje con una inclinación de cabeza -y algunos santiguándose-, los tres expresidentes, los miembros del Gobierno, los presidentes del Congreso, el Senado, el TC y el CGPJ, Rajoy y su mujer, y ya finalmente los reyes y su hija.

En primera fila y de riguroso luto, la familia de Suárez recibía el pésame y las muestras de cariño de los reyes y después del resto de autoridades.

Numerosas coronas de flores de las principales instituciones del país rodeaban el Salón y llenaban también el vestíbulo de Isabel II, donde cuelga un retrato del propio Suárez junto al del último presidente de la II República, Manuel Azaña.

Especialmente emotiva fue la visita a la capilla ardiente de algunos de los que fueron ministros en los gobiernos de Suárez, como Landelino Lavilla y Federico Mayor Zaragoza, o dos de los padres de la Constitución, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y José Pedro Pérez Llorca. Todos ellos, así como la mayoría de los políticos que hablaron al salir de la capilla ardiente, pusieron en valor el legado de Suárez y destacaron su capacidad para fraguar consensos en el camino hacia la democracia. "Las figuras históricas no desaparecen nunca", son "permanentes", subrayaba, por ejemplo, Herrero de Miñón.

No faltaron tampoco a esta despedida buena parte de los presidentes de gobiernos autonómicos, entre ellos el de la Generalitat, Artur Mas -cuya presencia ha causado una gran expectación-, así como los de Madrid, Extremadura, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Aragón. 

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