La inconsistencia de las testigos debilita la acusación del ginecólogo Morín

El juicio contra el médico Carlos Morín, que se enfrenta a más de 300 años de cárcel por un centenar de abortos en sus clínicas de Barcelona, ha dado un giro después de que la principal testigo protegida se haya ahogado en contradicciones ante el juez de
La acusación contra el ginecólogo Carlos Morín por los abortos presuntamente ilegales se ha visto debilitada hoy por la inconsistente declaración de las dos testigos protegidas de cargo, una de las cuales ha dicho no recordar nada mientras la otra ha admitido haber dejado de trabajar para el procesado hace 23 años.
Las dos testigos protegidas que destaparon el caso cuando acudieron a la policía para denunciar la práctica de abortos ilegales en las clínicas de Morín han declarado hoy por videoconferencia en el juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona contra el ginecólogo, que afronta más de 300 años de cárcel, y un grupo de colaboradores suyos.

La declaración de ambas testigos protegidas, que motivó que la juez instructora admitiera a trámite la querella presentada por la asociación E-Cristians, era una de las pruebas más esperadas del juicio, pero contrariamente a lo previsto ha acabado por dar oxígeno a las defensas y debilitar la acusación contra Morín.

La primera de las testigos, que en una extensa declaración en instrucción detalló los abortos ilegales que se practicaban en los centros de Morín, se ha escudado hoy en que cuando acudió a la policía documentada con historiales médicos para denunciar el caso lo hizo bajo una 'grave depresión' que la obligaba a medicarse.

La testigo ha dicho no recordar nada de las irregularidades que relató en 2007, ya que han transcurrido cinco años desde los hechos, y ha explicado que cuando denunció el caso se sentía víctima de una 'presión muy grande' por los momentos de tensión que se vivían en las clínicas de Morín a raíz de la difusión del documental con cámara oculta de la televisión danesa que destapó la supuesta práctica de abortos ilegales.

La declarante ha añadido que trabajó 18 años en las clínicas de Morín, pero dedicada a tareas de organización de los centros más que a la asistencia sanitaria, por lo que ha dicho no recordar si se practicaban abortos de más de 34 semanas o si se falseaban los dictámenes psicológicos de las pacientes para permitir la interrupción voluntaria del embarazo.

'Si así lo dije en su día así es', ha repetido constantemente en su declaración la testigo protegida, a la que el presidente del tribunal ha llamado la atención recordándole que no le está permitido ratificarse en su declaración en instrucción y que está obligada a decir la verdad.

Respecto a los precios que cobraban las clínicas de Morín por los abortos, la testigo los ha enmarcado en las tarifas normales, teniendo en cuenta la cantidad de pruebas que se debían practicar a las mujeres, las noches de hospitalización, la medicación y las pernoctaciones de hotel que a menudo se incluían en la factura.

La fiscal ha acabado su interrogatorio preguntando a la testigo los motivos por los que recordaba con detalle algunas cuestiones organizativas de la clínica y no justamente los elementos incriminatorios de la acusación, pero la declarante ha vuelto a refugiarse en la grave depresión que sufría en la época, por la que estaba de baja médica.

La segunda sorpresa de la sesión de hoy la ha proporcionado la otra testigo protegida, que ha comenzado su declaración con contundentes afirmaciones, como que ella era la única enfermera titulada de las clínicas de Morín o que éste practicaba abortos ilegales con su esposa y un grupo de médicos holandeses.

A los pocos instantes de comenzar su declaración, sin embargo, el presidente del tribunal ha interrumpido su narración para formularle la pregunta clave de cuánto tiempo llevaba sin trabajar con Morín, a lo que la testigo protegida ha acabado reconociendo que dejó su empleo en las clínicas del ginecólogo en el año 1988 ó 1989.

La fiscal ha optado entonces por no formular más preguntas a la testigo protegida, dado que los abortos ilegales que se enjuician se remontan a, como mucho, el año 2007.

Sólo la defensa de Morín ha preguntado a la antigua trabajadora si prestó testimonio en el proceso de divorcio del ginecólogo, a lo que la mujer ha contestado: 'no me acuerdo'.

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