Pedro Sánchez se la juega

Pedro Sánchez quiere contar con otra mujer, aparte de Chacón, alguien capaz mde enfrentarse a Soraya Sáenz de Santamaría

Hasta el último minuto Pedro Sánchez ha peleado para que Susana Díaz se convirtiera en la nueva presidenta del PSOE.

Se lo ofreció inmediatamente después de ganar las primarias y convertirse in pectore en el nuevo secretario general del PSOE, pero la presidenta andaluza puso todo tipo de pegas porque quiere dedicarse a tiempo completo al gobierno andaluz. Sánchez no se conformó con la primera negativa y siguió insistiendo y, en el almuerzo que mantuvieron el pasado jueves le arrancó una respuesta afirmativa cuando le ofreció la presidencia del congreso. Pero aún así Pedro Sánchez se mantuvo en sus trece, decidido a que Díaz presidiera el nuevo PSOE, el que nace con el slogan “Cambiando el PSOE, cambiando España”, que tanto recuerda el que utilizó Felipe González en el 82, “Por el cambio”.

La incógnita Susana Díaz ha impedido que Sánchez haya podido configurar su equipo con distribución de áreas, porque si aceptaba ya no tenía sentido colocar en la secretaría de organización a un andaluz como homenaje a la federación más fuerte, pues esa federación ya estaría suficientemente representada con su presidenta. Por eso, cuando al mediodía del viernes se supo que el secretario de Organización sería finalmente el riojano César Luena, hubo quien aseguró que eso significaba que Sánchez estaba seguro del “sí” de Susana Díaz.

La ejecutiva va a tener dos niveles muy definidos: un primer equipo de no más de una docena de personas de la absoluta confianza del secretario general, que será quien dirija el partido en el día a día, y un segundo equipo en el que Sánchez quiere contar con personas que representen a todas las regiones, equilibre la presencia de hombres y mujeres, e incluya a alguna de las figuras que han formado parte destacada de la generación del PSOE que hoy queda postergada y que sin embargo llevó al partido a sus cotas más altas de gobierno. De esa manera pretende el secretario general que el cambio tenga también una vertiente de continuidad que dé confianza a quienes miran con cierto recelo la llegada masiva de jóvenes. Como él mismo.

En ese núcleo de dirección que llevará las riendas del PSOE se encontrarán evidentemente César Luena, Patxi López, algún andaluz cercano a Díaz y Carmen Chacón entre otros. La mayoría de ellos han mantenido encuentros estos días con el nuevo secretario general, al que hay que reconocer que desde que ganó las primarias ha recibido o ha acudido a ver a más de un centenar de personalidades socialistas y no socialistas, ha querido conocer a representantes de diferentes sectores sociales y no ha salido del despacho que le han habilitado en Ferraz más que para acudir a encuentros relacionados con sus nueva tarea. Además ha tenido que sacar tiempo para redactar el discurso que pronunciará el domingo, el primero como secretario general, y para hablar por teléfono con centenares –sí, centenares- de personas que querían felicitarle o simplemente mantener un primer contacto verbal con el que va a ser líder de la oposición.

Esa es la razón de que sea tanta la expectación que provoca Pedro Sánchez, que ha tomado como bandera la unidad del partido aunque sus dos rivales en las primarias, Madina y Pérez Tapias, que rechazaron su oferta de sumarse a la ejecutiva, se quejan de que no ven en Sánchez una actitud abierta.



EN BUSCA DE LA UNIDAD

La sensación que se vive en el PSOE es que Sánchez debe contar con el apoyo de todo el partido porque solo así el PSOE se recuperará de los fracasos sucesivos que ha tenido en los últimos años. Ese apoyo es fundamental porque sin él no tendrá éxito en sus nuevas responsabilidades y eso significaría una posible debacle definitiva para los socialistas. “No nos van a dar otra oportunidad”, “Nos la jugamos en esta etapa que ahora comienza”, “Todos debemos estar al lado de Pedro” son frases que se escuchan estos días en boca de destacados socialistas.

Pepe Blanco es valedor de Sánchez desde mucho antes de que entrara en la contienda, pero José Enrique Serrano, por citar solo un ejemplo, que fue secretario general de la Presidencia con Felipe González y con Zapatero, que sabe preparar los informes como nadie, y tiene unos conocimientos sobre el funcionamiento de las estructuras del Estado como ningún otro miembro del PSOE, no ha dudado en ofrecer colaboración al nuevo secretario general. No lo ha hecho por medrar; tiene su vida resuelta pero se ha sumado a esta especie de cruzada que se vive en el PSOE, cruzada para ganar lo mucho perdido, y que tiene a Pedro Sánchez como principal impulsor de un partido que espera –porque lo necesita- salir reforzado del congreso que se celebra este fin de semana. “No nos podemos equivocar”, afirma Carmen Chacón, que hace apenas tres meses apostaba por ser candidata a la presidencia de gobierno por su partido a través de unas primarias, que hace dos años aspiró sin éxito en el congreso de Sevilla a ser secretaria general del PSOE, y que ahora formará parte del equipo de dirección del PSOE que va a dirigir Pedro Sánchez, del que habla con una profunda ilusión y esperanza respecto a cómo va a desarrollar su tarea.

Chacón va a ocupar un área importante en la nueva dirección, probablemente la de relaciones internacionales, donde se mueve bien y cuenta con buenos contactos de su época de ministra de Defensa y que tiene un plus añadido: es una catalana que reniega activamente del independentismo, que por tanto podría “neutralizar” las iniciativas de Artus Mas y su equipo para tratar de sumar adeptos a su causa independentista fuera de las fronteras españoles.



LA ADVERSARIA DE SORAYA

Aparte de Chacón, Pedro Sánchez quiere contar con una mujer bien preparada para ocupar un cargo de la máxima relevancia: portavoz del grupo parlamentario en el Congreso, la sustituta de Soraya Rodríguez. Quiere que sea una mujer porque su adversaria en el parlamento, sobre todo en las sesiones de control al gobierno, será Soraya Sáenz de Santamaría, y en ese tipo de debates, tensos y a degüello, cualquier hombre que se enfrente a una mujer se puede encontrar con acusaciones de machismo.

Se especula con varios nombres, todos ellos de mujeres cercanas a Pedro Sánchez –Magdalena Valero, Rosa Aguilar, Carmen Montón - pero no hay nada decidido y además se trata de un cargo que debe ser elegido en el seno del grupo parlamentario.

Lo más relevante del congreso, independientemente del morbo que provocan los nombres, los integrantes de la nueva ejecutiva, es el clima en el que se inicia la nueva etapa.

Y hay también una certeza: Pedro Sánchez y la nueva dirección no van a caer en el error de disputar el terreno a Podemos e Izquierda Unida. Su política será de izquierdas, inequívocamente de izquierdas, pero sin caer en el radicalismo. O eso dicen los que llevan semanas trabajando codo a codo con el nuevo secretario general.

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