El salto al Gobierno de la otra "número dos"

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photo_camera La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. (CHEMA MOYA)

Y es que el Gabinete tendrá a partir de ahora a las dos dirigentes políticas que han flanqueado siempre a Rajoy: Soraya Sáenz de Santamaría en el Ejecutivo y Cospedal en el PP

Con el nombramiento de María Dolores de Cospedal como ministra de Defensa, Mariano Rajoy premia una lealtad a toda prueba demostrada en los últimos años desde las entrañas de Génova. Ahora, la otra "número dos" de Rajoy, la del PP, da el salto al Gobierno.

Y es que el Gabinete tendrá a partir de ahora a las dos dirigentes políticas que han flanqueado siempre a Rajoy: Soraya Sáenz de Santamaría en el Ejecutivo y Cospedal en el PP. Sólo que la secretaria general ya no estará solo en uno, sino en los dos grandes espacios de decisión.

Habrá que ver si tras el Congreso del PP, que previsiblemente se celebrará a comienzos de 2017, Cospedal mantiene el tándem de cargos y sigue siendo la mano derecha del líder en el partido.

En su entorno defienden que es posible, porque otros secretarios generales fueron también ministros al mismo tiempo. Así ocurrió con Francisco Álvarez Cascos y Javier Arenas.

María Dolores Cospedal siempre ha dado a entender que la Secretaría General del PP es el lugar en el que quiere seguir. "Estoy muy bien donde estoy", decía el pasado jueves, durante el debate de investidura, en los pasillos del Congreso.

Pero desde su desembarco en la Cámara Baja tras las elecciones generales de diciembre, pocos en el partido dudaban de su entrada en el Gobierno.

Toda una recompensa a quien lleva ocho años dirigiendo una organización política que ha tenido muchas luces -electorales- pero también muchas sombras -de corrupción-, que todavía hoy oscurecen al PP.

Con ella en la Secretaría General logró el PP las históricas victorias electorales de 2011. Primero en las elecciones municipales y autonómicas y después en las generales, que le dieron a Mariano Rajoy el Gobierno con una holgadísima mayoría absoluta.

Aquellos fueron los mejores momentos para Cospedal, que además lograba su propia gran victoria en Castilla-La Mancha. Durante cuatro años compaginó el cargo de presidenta autonómica con el de "número dos" del partido.

Pero pronto llegaron los malos tiempos para el PP, y no solo por los reproches a las medidas drásticas del Ejecutivo para atajar la crisis. Los casos de corrupción en el partido lo empañaron todo.

A Cospedal le tocó dar la cara defendiendo al partido y a su líder ante más de un terremoto, especialmente el provocado por la trama Gürtel y el caso Bárcenas. Y la secretaria general asumió un duro papel que le llevó incluso a enfrentarse en los tribunales con el extesorero.

Fue un periodo de mucho desgaste sobre todo para ella, muy criticada en la oposición pero también desde algunos sectores del PP, en un momento en el que también hubo distanciamiento entre el partido y el Ejecutivo.

Pero además, en su comunidad, Cospedal aplicó con más rigor que nadie las recetas de ajuste para controlar las cuentas públicas.

En su haber está la reducción récord del déficit, pero en su contra una gestión que fue muy cuestionada en lo social, una reforma de la ley electoral muy conflictiva o acusaciones de manipulación en la televisión pública regional.

En sus peores previsiones, Cospedal pensaba gobernar de nuevo Castilla-La Mancha con el apoyo de Ciudadanos, pero en mayo del año pasado las urnas la dejaron a un escaño de la mayoría absoluta y sin posibilidad de acuerdo -C`s no obtuvo representación-. Un pacto de los socialistas y Podemos le arrebató el Gobierno regional.

Tras aquellos comicios, en los que el PP perdió buena parte de su poder territorial en toda España, Rajoy mantuvo a Cospedal como "número dos", pero llenó la cúpula del partido de caras nuevas en su remodelación de junio de 2015.

La secretaria general se dedicó de pleno al partido y a las campañas de las dos elecciones generales, aunque no estaba sola en estos quehaceres: el jefe de gabinete de la Moncloa, Jorge Moragas, fue director de las dos campañas, y el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maillo, también tuvo mucho que ver en su diseño.

Ya en las elecciones de diciembre de 2015 Cospedal encabezó la lista por Toledo y dio el salto al Congreso.

Su presencia en la Cámara Baja dejaba claro que el futuro de Cospedal no se iba a quedar en Castilla-La Mancha ni, visto su nombramiento de hoy, en la calle Génova.

Está por ver si la nueva ministra de Defensa mantiene su cargo en el PP o es relevada en el próximo congreso del partido, que se celebrará, previsiblemente, a comienzos de 2017.

Muchos dicen que ella quiere seguir, y que se siente con fuerza y con ganas para continuar llevando las riendas del PP aunque ahora también sea ministra. Que eso ocurra dependerá -como todo- de Mariano Rajoy. 

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