El presunto último violador en serie de Guipúzcoa pide perdón a una de las víctimas

En el juicio, se ha considerado probado que "algo falla en la cabeza" del acusado, que "está enfermo" y padece una "descompensación psicopatológica grave"

El último presunto violador en serie de Guipúzcoa, un hombre de 37 años y origen rumano al que se atribuyen varias agresiones sexuales en el Territorio entre 2012 y 2019, ha pedido perdón a una de sus víctimas, a la que presuntamente agredió sexualmente el 1 de enero de 2015 en Lasarte-Oria, y a la familia de ésta en la última sesión del juicio por estos hechos que ha quedado visto para sentencia.

La Fiscalía solicita una pena de 11 años de prisión para el acusado, la acusación particular de 12 y la defensa su absolución por "insuficiencia de la prueba de cargo" o, en su caso, una pena de seis años por agresión sexual en grado de tentativa con eximente incompleta por consumo de drogas y alcohol y alteración psíquica, lo cual conllevaría una reducción de la misma en uno o dos grados, a entre tres y año y medio de cárcel.

La última sesión del juicio por la agresión sexual a una joven en la madrugada de Año Nuevo de 2015 en Lasarte-Oria, que se ha desarrollado desde el pasado lunes en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa, se ha prolongado durante unas cuatro horas de periciales y conclusiones de las partes.

Los forenses han dado cuenta de las lesiones de la víctima, erosivas en el dorso de las manos y hematomas en rodillas, así como de la presencia de cloroformo, con el que impregnó una copa de sujetador que el agresor le puso en la cara para dormirla, y de la presencia del ADN del acusado en este elemento, así como de su semen en la vagina y entrepierna de la joven, que en el momento de la agresión tenía 21 años.

La coincidencia del perfil genético hallado en las muestras obtenidas del examen de la víctima tras la agresión con el del acusado no se pudo comprobar hasta 2019, tras la detención de éste por su presunta implicación en otra agresión sexual en julio de ese mismo año en Beasain. Lo mismo ocurrió con pruebas que se tenían de otras agresiones anteriores, pertenecientes a un mismo varón cuya identidad era hasta entonces desconocida.

Los forenses también han explicado que la víctima comunicó haber tenido relaciones sexuales sin protección consentidas con otro hombre unos días antes, el 25 de diciembre de 2014, pero tras las pruebas pertinentes se descartó la coincidencia del perfil genético con el de este individuo.

Consumo de alcohol

El médico psiquiatra que ha elaborado el informe pericial de parte sobre el acusado ha señalado que padece un "trastorno por déficit de atención y TDH" y una "adicción sexual", que junto al "consumo de alcohol y sustancias tóxicas", hacen que le sea "altamente irresistible e irrefrenable" llevar a cabo "todo tipo de comportamientos sexuales".

También ha indicado que era "consciente" de sus actos, pero tiene "incapacidad para entender sus consecuencias". El Ministerio Fiscal mantiene una petición de pena de 11 años de prisión para el acusado por un delito de agresión sexual, además de 20.000 euros de indemnización a la víctima por los daños morales causados.

La acusación particular, que ejerce la letrada Cristina Ramos a través de la asociación Clara Campoamor, solicita una pena de prisión de 12 años, otros diez de libertad vigilada, y 35.000 euros por las secuelas psicológicas. La defensa ha solicitado la libre absolución del acusado por "insuficiencia de la prueba de cargo", ya que, a su juicio, no se considera probado que se consumara la penetración por no haber realizado pruebas de ADN con algunas de las muestras de semen obtenidas de la víctima, algo que los forenses han explicado se debía a que ya se había determinado previamente a que "todas correspondían al mismo individuo".

La defensa también realiza una petición subsidiaria de una pena mínima de seis años por agresión sexual en grado de tentativa, con "eximente incompleta" por el consumo de alcohol, drogas, así como por alteración psíquica del acusado. Ello supondría una rebaja en uno o dos grados de la pena, de manera que podría ser de entre tres y un año y medio de prisión, según ha explicado la letrada del acusado. Además, pide reducir la indemnización por responsabilidad civil a 14.000 euros.

El fiscal ha considerado que los hechos "han quedado debidamente acreditados", que la víctima fue asaltada cuando se dirigía a su domicilio de Lasarte-Oria, hacia las siete de la mañana, tras celebrar la nochevieja con su cuadrilla en la citada localidad y que el informe psiquiátrico de parte "adolece de datos" y no considera justificado el consumo de tóxicos por parte del acusado, ni que padezca una adicción.

A ello ha añadido que no se ha probado el consumo de drogas o alcohol por parte del acusado, ni su adicción al sexo, pero sí que tenía "plena conciencia de los hechos" por los vídeos y fotografías de otras víctimas de agresiones sexuales que se encontraron en su ordenador portátil y pendrives, incautados por la Ertzaitnza tras su detención en 2019.

Premeditación

La acusación particular ha incidido en que el acusado "tenía premeditado y sabía lo que hacía" y, además, "lo recuerda", pese a lo que afirmó en el inicio del juicio. A ello ha añadido que, aunque en esta ocasión a diferencia de la agresión en Beasain en 2019, juzgada el mes pasado y pendiente de sentencia, la víctima era "aleatoria", pero no así "el lugar, ni el modo de proceder". "La hora, el lugar y el material para agredir lo tenía premeditado", ha insistido, para añadir que, además, buscaba lugares para cometer las agresiones de los que era "fácil de huir".

La letrada de la acusación particular también ha subrayado que "no se ha acreditado" el consumo de alcohol y drogas por parte del presunto agresor y "no hay prueba de amnesia o patología que le haga incapaz de recordar". También ha incidido en los "daños psicológicos" de la víctima, que tras la agresión tenía "miedo y no podía salir sola" y que decidió declarar ante el presunto agresor porque "necesitaba ver a ese fantasma que tenía como recuerdo". A ello ha añadido que, "según su padre nunca a vuelto a ser la misma", y tiene "un trauma para toda la vida".

Por su parte, la defensa ha solicitado la absolución del acusado por "insuficiencia de la prueba de cargo", ya que, a su juicio, "no se ha probado que se haya consumado la violación y hay dudas más que razonables" de que no fuera así.

Por otro lado, ha realizado una petición subsidiaria por agresión sexual en grado de tentativa, de una pena mínima de seis años, con "eximente incompleta", en uno o dos grados por consumo de alcohol, drogas y también por "alteración psíquica".

En este sentido, ha considerado probado que "algo falla en la cabeza" del acusado, que "está enfermo" y padece una "descompensación psicopatológica grave". Así ha defendido que actos como editar un vídeo de una agresión sexual, añadirle texto y audio y enviarlo a una de las víctimas, como señalaron que presuntamente habría hecho el acusado los agentes de la Ertzaintza que venían investigando una serie de agresiones sexuales en Gipuzkoa con el `modus operandi` desde 2012, "denotan un problema psiquiátrico importante".

Éste ha tomado la palabra al final del juicio para pedir "perdón" a la víctima y a su familia y ha afirmado que va a "indemnizar" a la joven en la cuantía que se le imponga.
 

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