PSOE y Podemos acentúan sus diferencias a las puertas del 14-F

El abrazo de Sánchez e Iglesias tras firmar el pacto de gobierno, en noviembre de 2019.
photo_camera El abrazo de Sánchez e Iglesias tras firmar el pacto de gobierno, en noviembre de 2019.
La formación morada cree que la expresión de las tensiones le permite mantener su visibilidad

El PSOE y Unidas Podemos acentuaron esta semana sus diferencias, que se extendieron desde el Gobierno al trabajo de los grupos parlamentarios en el Congreso, en un marco en el que los dos partidos se preparan para las elecciones catalanas con estrategias bien distintas. La coalición de Pablo Iglesias se muestra satisfecha con el hecho de que, tras un año de gobierno conjunto, se haya normalizado ya la escenificación de las disputas entre ambas formaciones.

Podemos, como partido minoritario de la coalición, entiende que la expresión de esas tensiones le permite mantener su visibilidad y su terreno, y la dirección ve como un éxito que también el PSOE exhiba sus posiciones, como ha sucedido esta semana a cuenta de la equiparación del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont con los exiliados republicanos. Expresadas a un paso de las elecciones catalanas que serán el 14 de febrero si los tribunales no acaban por avalar su aplazamiento, las palabras del vicepresidente segundo del Gobierno fueron ampliamente contestadas por los socialistas.

El sacrificio del exilio

Y en esta ocasión no solo respondieron los barones territoriales más críticos con las alianzas del PSOE con independentistas. También expresaron su malestar las ministras Carmen Calvo, María Jesús Montero e Isabel Celaá, incluso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, marcó distancias ayer con su vicepresidente. "El sacrificio del exilio y de la resistencia de ayer son la base de nuestra democracia de hoy", reivindicó Sánchez en referencia al "verdadero exilio", y no a la huida de Puigdemont.

En el contexto de la precampaña catalana se enmarca la reivindicación de Sánchez del liderazgo del PSOE en el terreno progresista frente a quienes -asegura el presidente- no llevan "al paraíso prometido" y están en la barricada. Los comunes ya han expresado sus críticas al ministro de Sanidad, Salvador Illa, por compaginar su puesto con el de candidato del PSC a la Generalitat y, partidarios de una alianza de izquierdas que incluya a ERC, los de Pablo Iglesias avisan de que el "efecto Illa" puede dejar el Gobierno en manos de JxCat.

Con una agenda independiente a la de los socialistas, la formación de Iglesias se dispone a mantener e intensificar su estrategia de confrontación en el Gobierno porque entiende que solo así logra que el PSOE modifique sus posiciones y lo que considera una tendencia natural a aliarse con la derecha. "En política no hay que fiarse de casi nadie", llegó a asegurar en una entrevista en La Sexta el propio Iglesias, que advierte que el Gobierno no se basa una confianza mutua entre los líderes de ambos partidos sino "en una correlación de fuerzas y un acuerdo de gobierno que debe cumplirse".

En ese contexto enmarca Podemos lo que considera su última victoria: que finalmente el texto remitido por el Gobierno a Bruselas sobre la reforma de las pensiones no incluya un incremento de los años necesarios para la cotización, de 25 a 35, un aumento que el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, niega haber planteado.

Esta misma semana la marcha de Illa provocará que haya una remodelación del Ejecutivo, pero Unidas Podemos asegura que no le afectará, pues en la coalición entienden que son ellos, y no los socialistas, quienes deciden sobre sus cinco ministerios. Y descartan no solo cualquier cambio en la parte morada del Ejecutivo sino también una ruptura con los socialistas, pues Podemos entiende que su papel esta legislatura es presionar en el Ejecutivo para que se cumpla el programa de gobierno.

El PSOE, por su parte, tiene asumido que lo que considera "ataques improcedentes" de Podemos se seguirán sucediendo, sin que ello pueda poner en peligro al Gobierno de coalición.

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