ESPAÑA

La segunda oportunidad de Leona, la tortuga que se perdió en la fría Irlanda

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El trabajo y la paciencia de los veterinarios irlandeses devolvieron a la tortuga a su temperatura normal de forma progresiva

El baño que hoy se ha dado Leona en Gran Canaria, tras desembarcar de un vuelo procedente de Irlanda, podría ser una más entre las miles de historias que cada invierno viven quienes llegan a las islas desde Europa huyendo del frío, si no fuera porque su protagonista es una tortuga boba.

"Leona" es una hembra de Caretta caretta, una especie de tortuga en peligro de extinción, que debe su nombre al lugar de la costa irlandesa donde fue rescatada hace unos meses, exhausta y con síntomas de hipotermia, en un viaje que acaba de escribir un nuevo capítulo en la playa de Melenara, gracias al acuario de Galway y al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Gran Canaria.

El director de este último, Pascual Cabaluig, ha explicado que algunas tortugas bobas, como le pasó a "Leona", equivocan el rumbo cuando siguen por el Atlántico la corriente del Golfo, nadan hacia el norte de Europa y empiezan a perder la consciencia cuando la temperatura del agua baja de los 10 grados centígrados.

En este caso, el trabajo y la paciencia de los veterinarios irlandeses devolvieron a la tortuga a su temperatura normal de forma progresiva. "Eso fue clave para que Leona recuperara sus funciones vitales y, en primera clase, voló a Gran Canaria para buscar desde aquí otra vez las costas americanas", ha apuntado Calabuig.

En su regreso a su medio natural, "Leona" colaborará a mejorar el conocimiento de las rutas de las tortugas de esta especie en el Atlántico, ya que ahora lleva adosada a su caparazón un localizador GPS que permitirá a cualquier ciudadano interesado en su historia seguir su viaje a través de la web seaturtle.org.

El biólogo y veterinario grancanario ha recordado que el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre ha contribuido a devolver al mar a casi 2.000 tortugas desde su fundación y que por su prestigio -colabora con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria-, mantiene convenios con el Reino Unido, Irlanda, las islas del Canal de la Mancha y el norte de España para ayudar a las Caretta caretta que recalan por allí despistadas.

"A 'Leona' la lograron salvar a pesar de que estaba muy mal. Ahora, si se la hubiera soltado en el mar en las frías aguas de Irlanda, que están a 10 grados, hubiera muerto. Por eso pensaron que lo mejor era llevarla a Gran Canaria, donde el Cabildo tiene un centro potente que trabaja con tortugas todo el año", ha explicado Calabuig.

El veterinario ha recordado que estas tortugas nacen en América, se desplazan por el Atlántico y vuelven a su origen. Sin embargo, aquellas que se desvían de la ruta y nadan hacia el norte acaban muriendo conforme se enfría el agua.

"Es un proceso natural, pero, cuando en estos países ven a alguna, la recogen, la salvan y la cuidan como si fuera un bebé. Nosotros también las cuidamos, pero sin pasarnos", ha añadido Calabuig.

Asimismo, el biólogo ha advertido de que casi todo lo que hoy flota en el mar, como el petróleo, el alquitrán, los plásticos, las redes o la basura, es "una trampa" para las tortugas, porque se lo intentan comer o acaban enredándose con materiales que lesionan sus aletas hasta producirles una necrosis.

"Cuando estas tortugas nos llegan al centro ya no hay solución y es muy duro amputarle una aleta. Yo pagaría por no hacerlo, pero los muñones quedan bien y esas tortuguitas también pueden nadar con tres o dos aletas", ha añadido.

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