INMIGRANTES

El testimonio de los argelinos, la cara 'oculta' de la inmigración en Ceuta

Históricamente este grupo de inmigrantes se ha venido lamentando en Ceuta de trato "discriminatorio" que ellos mismos dicen sufrir en todos los sentidos

Los inmigrantes argelinos se han convertido en Ceuta en la otra cara "oculta" de la inmigración clandestina. Se trata de personas que entran de forma individual en la ciudad y que se topan con muchos trámites burocráticos para poder salir de ella con los documentos legales bajo el brazo.

Históricamente este grupo de inmigrantes se ha venido lamentando en Ceuta de trato "discriminatorio" que ellos mismos dicen sufrir en todos los sentidos. "Somos iguales que los subsaharianos pero ellos salen a la península y nosotros no, algo injusto", cuenta el joven Mohamed A.

Este joven forma parte de un contingente de 180 argelinos que en estos momentos viven en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de la ciudad, a la espera de poder cruzar el Estrecho de Gibraltar y seguir buscando una vida mejor lejos del continente africano.

Son pocos y en su practica totalidad entran en Ceuta con documentos falsificados que adquieren a mafias que trafican con los seres humanos. "Se aprovechan de sus parecidos rasgos físicos con los marroquíes para comprar estos documentos y acceder a la ciudad", ha explicado a Efe un agente de la Guardia Civil.

La Policía Nacional calcula que cada semana cruza el paso fronterizo que separa la ciudad de Marruecos una media superior a la decena de argelinos, los cuales acceden solo o en pequeños grupos, en cualquier caso no más de cuatro en cada pase.

Estos inmigrantes compran documentos falsos por los que suelen pagar entre 400 y 1.000 euros, según el testimonio ofrecido por estas personas. Una vez que están en Ceuta devuelven los documentos a los miembros de la red en la ciudad, retornando el pasaporte al mercado clandestino para otro usuario.

Hay quienes se dejan barba, se cortan el pelo o incluso se maquillan para asemejarse lo más posible a la fotografía que aparece en el documento que adquieren ilegalmente a las redes de inmigración clandestina.

Suele tratarse de jóvenes de entre 19 y 35 años, quienes una vez que están en Ceuta se alojan en el CETI y allí comienza una espera que para muchos de ellos dura incluso más de un año, según ha denunciado este colectivo.

"Queremos una solución, nos faltan ayudas", se lamentaba un grupo de 60 inmigrantes argelinos que esta misma semana se concentraba en pleno centro de la ciudad para hacer visible su enfado por la falta de soluciones a su situación.

Esta concentración, que se prolongó por espacio de más de cuatro horas, ya ha sido repetida en otras ocasiones frente a la Delegación del Gobierno, lugar donde tienen previsto volver a mediados de este mes para llevar a cabo otra acción pacífica de protesta.

"Ellos dicen que sólo quieren salir a la península", ha dicho a Efe un agente policial.

Los argelinos suelen protestar por un trato que ellos consideran discriminatorio, en primer lugar por la prohibición por parte de la dirección del CETI de aceptar a ningún inmigrante argelino que no porte la petición de asilo.

Al llegar a Ceuta, según ha informado a Efe la Delegación del Gobierno, son sometidos a un reconocimiento sanitario y luego trasladados a la Jefatura Superior de Policía donde se les toma la afiliación.

Una vez finalizado este trámite son llevados a la Oficina de Extranjería, donde deben tramitar la solicitud de asilo pero este trámite suele tardar aproximadamente una semana, por lo que en ese periodo de tiempo estos inmigrantes no pueden acceder al CETI y por lo tanto duermen en la calle.

La segunda de las quejas trasladadas a la Policía Nacional es la tardanza en resolverse su solicitud de asilo y la tercera es por la comida que se les ofrece en el CETI y por las condiciones en las que se ven obligados a dormir.

La última operación policial con inmigrantes argelinos como protagonistas se produjo el pasado 26 de diciembre cuando doce de ellos eran descubiertos en los dobles fondos realizados en una autocaravana conducida por un francés de 43 años.

La falta de aire para respirar y el hacinamiento poco les importa a estas personas que lo único que anhelan es llegar al puerto de Algeciras (Cádiz) y, por ello, suelen protagonizar frecuentes intentos de entrar ilegalmente en los barcos. "Su detención es el pan de cada día", dice a Efe un agente portuario.

Los argelinos se han convertido, sin duda, en la otra cara "oculta" del fenómeno migratorio.

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