CON PRIMA DE RIESGO

Ahorrar e invertir: llega la dialéctica entre movilizar el dinero o seguir ahorrando

La tasa de ahorro se sitúa ahora en el 6,1% de la renta disponible de las familias.

Esta semana se podía leer en varios medios de comunicación que la tasa de ahorro de las familias de España se situaba en el 6,1% del conjunto de sus ingresos. ¿Esta cifra es buena o mala? Pues, como otras muchas cosas en la economía, según se mire, ya que está lejos del dato máximo de España que por el 2009 alcanzaba el techo de un 13,4%, pero recordemos, en un país atemorizado por su futuro, y por el continuo cierre de empresas y creación de paro. 

El dato (6,1%) está más cerca del suelo del 5,8% alcanzado en el año 2008. Esta situación, de caída del ahorro, se agrava en el 38% de los hogares que no tienen medios para atender imprevistos, según las últimas cifras del INE. La tasa de ahorro no deja de ser un buen medidor de las posibilidades económicas de una sociedad. En nuestro caso, la sociedad española debe afrontar una tasa de paro del 16,5% y un sueldo mediano que suele rondar los 16.000 euros, sobre todo entre jóvenes, a lo que debemos sumar el dato de que el ingreso medio del conjunto de las familias de España alcanza una cifra de 19.995 euros (dato del indicador: “el ingreso familiar disponible neto ajustado promedio per cápita”, que mide la cantidad de dinero que un hogar percibe o gana cada año después de impuestos),  cifra menor que el promedio de la OCDE de 29.016 dólares al año (26.361 euros), según el informe anual de la OCDE 2016. 

Estos datos están lejos de las cifras de Alemania, por encima de los 31.000 euros, o de los 29.000 euros de Francia. Son países que según el “Índice para una vida mejor”, que elabora la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), han incrementado sus ingresos familiares desde el año 2014. En contra, en nuestro país, calcula FEDEA, que un 40% de los hogares no puede dedicar parte de su renta a los ingresos, sobre todo jóvenes y familias monoparentales. 

La crisis, ya por todos conocido, nos “animó” al ahorro y a la “amortización” de deudas familiares. Un dato: las cifras de deudas de los hogares españoles se redujo de una cifra equivalente al 80% del PIB a un 60% del PIB en seis años.

Las familias se apretaron el cinturón, compraron menos coches, viviendas o electrodomésticos y el resultado ya es de todos conocido. Por tanto, el ahorro debe ser en su justa medida, es decir si no perjudica el crecimiento. Un ejemplo: nuestro Ourense, donde las cifras de ahorro depositadas en la banca llegaron a superar las cifras de dinero en prestado e inversión, en la provincia, al mismo tiempo que superábamos cifras de paro del 24%. Eso sí, somos líderes en la OCDE en el ahorro en vivienda propia. 

CONSUMO E INVERSIÓN

Por tanto, ahora ahorramos menos, y eso que ingresamos más. Se calcula que hasta un 8% más de renta, en los últimos tres años. La respuesta está en el consumo, volvemos a gastar, solo tenemos que ver las cifras de compra de coches, de crédito al consumo, o incluso de venta de pisos (en zonas como Madrid, Barcelona o de la costa, sobre todo). Y con el consumo viene la inversión, porque alguien tiene que ofrecernos productos y servicios. 

En la inversión, y según los datos del informe del Banco de España, debemos sacar pecho, las empresas  españolas son, actualmente, líderes en inversión en bienes de equipo a nivel de la zona euro, y además, las empresas del país también son las que más reducen sus deudas, a ello, debemos sumar su creación de empleo y su desarrollo internacional. 

El tejido empresarial español muestra su esfuerzo en las cifras, un incremento de la inversión, tres veces superior a la media de Europa, en los cinco ultimos años, según constata el instituto Eurostat. En números, unos 10.000 millones de euros en inversión, o dicho de otra manera, las empresas han acelerado el ritmo para recuperar lo perdido a lo largo de la crisis.

La inversión, con cabeza, es la solución a buena parte de nuestros problemas. Las cifras nos enseñan que la inversión en construcción continúa en mínimos, pero ahora  es el sector industrial quien recoge los ahorros inversores unidos al sector servicios que cada vez más se presenta como motor de empleo y de inversión al rebufo del tirón del turismo. Lo más sorprendente, y así lo subraya el Banco de España, es que esta inversión, no procede, como en el pasado, del sistema bancario, si no de los propios beneficios de las empresas. La verdad, parecemos alemanes, cuando empezaba esta crisis, todo el mundo nos ponían de ejemplo al citado país por sus niveles de ahorro y de inversión, en comparación relativa. Ahora España es mejor en inversión y crecimiento, y ojalá en breve también lo seamos en el mercado laboral. Eso sí, un consejo: igual que los alemanes, ahorren, que las pensiones se ponen feas que llegaremos todos los que procedemos del histórico baby boom. 

Te puede interesar