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Bajar los impuestos es un asunto complejo

Oficina central de la Agencia Tributaria durante la campaña de la renta.
photo_camera Oficina central de la Agencia Tributaria durante la campaña de la renta.
Al menos hay cuatro grandes impuestos en España, que si se bajan o suben tienen consecuencias sociales y económicas distintas. Un debate de este tipo exige profundizar en el asunto y dar explicaciones

Hay que subir o bajar los impuestos en España? ¿Dejarlos como están? ¿Recaudar más? ¿Menos? No es lo mismo subir los impuestos que aumentar la recaudación, ni es lo mismo bajarlos que recaudar menos, ya que subiéndolos también es posible recaudar menos, y bajándolos puede recaudarse más. Al menos en ciertos casos. Depende.

El asunto es lo suficientemente complejo como para que cuando se le encarga a un grupo de expertos que hagan una propuesta, les lleva varios meses redactarla, sin que al final tampoco tengan ninguna receta mágica, sino unos cuantos escenarios sobre los que puedan actuar las esferas legislativas y ejecutivas en este Estado de las autonomías, de corte federal.

Desde la política y a menudo también desde los medios de comunicación suele simplificarse esta cuestión, tal vez pensando en atraer votos y lectores con mensajes sencillos, a veces incluso simples. Pero si hablamos en serio de los impuestos tenemos que empezar por constatar que no se trata de una cuestión baladí, donde no cabe hacer milagros, ni tener duros a cuatro pesetas.

El asunto es complejo, ya de entrada, porque cuando se habla de subir o de bajar los impuestos, se habla en plural. Y en España, del mismo modo que en los países desarrollados, hay diferentes impuestos, entre los que destacan cuatro: renta, IVA, sociedades y especiales.

Por tanto, ¿cuando se habla de subir o de bajar impuestos, se quiere decir que se van a subir o bajar todos los impuestos o más bien se trata de subir unos impuestos y de bajar otros? Sea cual sea la opción elegida tiene que haber un mínimo de impuestos para que haya una mínima recaudación con la que mantener un mínimo Estado del bienestar.

También es importante considerar que hay impuestos que pagamos todos los consumidores, como el IVA y los impuestos especiales a la gasolina y a otros productos, y que hay otros impuestos que solo los pagan las empresas y los bancos (sociedades) o los asalariados (IRPF).

Debemos saber, además, que esos cuatro impuestos que constituyen el grueso de la recaudación en España no aportan todos lo mismo. La mayor aportación sale del IRPF, con mucha diferencia, y la segunda a corresponde al IVA. Quiere decir eso que quienes pagan más impuestos en España o, mejor dicho, quienes aportan más a los ingresos del Estado son los trabajadores, es decir, las clases medias. Y no solo por lo que liquidan estos días por IRPF, sino, sobre todo, por sus retenciones mensuales, a las que se añaden sus cuotas sociales, algo a lo que no solemos llamarle impuesto pero que tiene una función similar: en su caso recaudar fondos para la Seguridad Social desde donde se pagan las pensiones.

En España, además del IRPF, el IVA, sociedades y especiales, hay otros impuestos, menores en cuanto a su nivel de recaudación, pero no por ello igualmente importantes. En esa cesta de pequeños impuestos están patrimonio, donaciones, sucesiones, etcétera. Y para que nada falte en España también hay recaudación por tasas, multas, etcétera. Con todo ello se forman los ingresos del Estado, que incluyen a su vez ingresos financieros y fondos procedentes de la Unión Europea.

Es bastante evidente ante este panorama que, si alguien habla de subir o de bajar los impuestos, primero debe bajar al detalle y después explicar a quiénes les beneficia y perjudica que se suban o se bajen determinados impuestos.

@J_L_Gomez

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