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La banca afina la estrategia para aligerar sus activos inmobiliarios

24.10.12.OURENSE.ESPECIAL.CONSTRUCCION.SE.VENDE.
photo_camera Las entidades financieras acumulan numerosas viviendas que sus propietarios no han podido sufragar.

“La habitabilidad o lo habitable debe proporcionar abrigo y cuidado al ser humano, ya que el habitar, es el rasgo fundamental del ser del hombre “ (Heidegger, 1951). Existe una identidad indisoluble, entre ser hombre y habitar, se construyen casas para ser habitadas, y en estos momentos la supuesta  mejora del sector  de la vivienda impulsa la obra nueva, pero ¿quién vivirá en ella?


Porque las proyecciones demográficas advierten que la pérdida de habitantes impacta de lleno en la demanda de pisos. El pasado año 2015 fue el primer ejercicio económico en el país en el que el número de defunciones superó al de nacimientos. Y  la pérdida de población prevista para los próximos quince años  será de 1,02 millones de habitantes (2,2%); elevándose  a 5,6 millones menos en un horizonte de 50 años. La reducción de población se producirá por el progresivo aumento de las defunciones sobre los nacimientos. Y esta es una tendencia  que se verá acentuada a partir de 2040, y que ni el flujo migratorio podrá parar. 

La esperanza quedó atrás si observamos los altos índices demográficos  y  la bonanza  económica que fueron la base del boom inmobiliario porque la  generación del baby boom,trajo a  finales de los noventa, el período alcista de precios y ventas de casas más prolongado del siglo pasado. Durante el boom inmobiliario (1998-2008) la media de construcción de casas al año alcanzó en el pais las 634.255 unidades. Se aunaban diferentes factores, un amplio sector de población, en aquel momento, pudiente, necesitó vivienda y la compró;  y el escenario económico y laboral era favorable; lo acentuaba el apoyo de los bancos, a la hora de otorgar créditos hipotecarios para la compra de inmuebles. Y un aumento poblacional, en gran medida, debido a la llegada de inmigrantes. Se otorgaron préstamos con plazos de amortización muy largos y tipos de interés mínimos.

Pero los efectos de todo esto ya están agotados  y ni siquiera el tirón de la demanda de casas por parte de los extranjeros pudientes, que se está generando ahora, podrá volver a justificar que se puedan volver a construir 250.000 viviendas al año. Sí hay un relativo optimismo, pero sólo si se enfoca a una de las caras de la esfera: la buena situación de los tipos de interés en la financiación de vivienda, sin embargo con trabajos precarios e inestabilidad laboral,  casi  nadie invierte y la opción que despunta, es el alquiler.

El elevado paro español, el pronóstico de reducción de población y un patrón de creación de hogares cada vez más pequeños, así como viviendas habitadas por una sola persona, que no van a crear familia es el escenario real, hoy. Por mucho que los bancos bajen de tipos de interés de las hipotecas, falla el elemento clave de la sociedad, contratos laborales con garantías de estabilidad. El sector inmobiliario, tiene sentido si existe población que lleve a su  habitabilidad, porque crear enjambres, grandes  colmenas de casas vacías, no es viable; se hizo durante la época de la especulación, pero hoy no funciona. La banca acumula numerosos pisos que sus propietarios o promotores no han podido asumir. Necesita desprenderse de esos activos y las entidades bancarias se están convirtiendo en inmobiliarias, aunque no venden pisos, sí financiación con viviendas enganchadas a ellas.

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