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Cinturón ajustado por los precios y los tipos

Varios billetes de euros.
photo_camera Varios billetes de euros.
No es lo mismo subir los tipos en una economía con pleno empleo, aunque entre en recesión, como la de EEUU, que en otra, como la europea, con un paro elevado, especialmente en países como España.

El Banco Central Europeo (BCE) ha subido los tipos de interés, lo cual dificultará el acceso a la financiación de familias y empresas, pero también de los estados. Así, pues, volverán a remunerarse los depósitos bancarios, aunque eso no va a compensar el encarecimiento de los préstamos; léase también las hipotecas.

Los bancos volverán a ganar dinero comprando y vendiendo billetes -su negocio tradicional-, tras una etapa con los tipos a cero o incluso negativos, pero mucha gente tendrá que apretarse el cinturón, ya muy ajustado en los últimos meses debido al coste de la vida, al haberse disparado la inflación.

Subirá, por tanto, el euríbor para la gente de la calle y será más caro emitir deuda pública para los estamentos oficiales, guiados a menudo por el bono soberano a 10 años.

Lo sucedido, como tendencia, no constituye una sorpresa para nadie. Era algo que se veía venir. Otra cosa es que el cambio haya sido de un gran calado; de hecho, adquiere rango histórico por la subida aplicada, del 0,75%.

Pero hay más. No es lo mismo subir los tipos en una economía con pleno empleo, aunque entre en recesión, como la de Estados Unidos, que en otra, como la europea, con un paro elevado, especialmente en países como España. Cuando se compara a la UE con EEUU, que también está subiendo los tipos, se olvida a menudo que las situaciones de partida de ambas áreas económicas son distintas.

Suele argumentarse que el BCE no tenía otra alternativa que subir los tipos para contener la inflación, pero, aunque eso sea cierto, no lo es menos que ha ido por detrás de la Reserva Federal en las dos últimas subidas de tipos, a pesar de manejar una moneda –el euro– más débil que el dólar.

Desde España es comprensible que las personas con más memoria se pregunten si este país volverá a la década de los 70 del siglo XX, con inflación, subida de tipos de interés, crisis recurrentes y periodos expansivos cortos. La gran diferencia con aquella España franquista y/o en transición a la democracia está en que ahora sí hay democracia y en que España no tiene política monetaria propia, al haberla cedido al BCE. Existen muchos más mecanismos de protección que entonces, lo cual no evita que existan algunas similitudes.

¿Hay algo positivo en todo esto? No mucho, pero con un euro tan débil tanto Europa como España podrán recuperarse exportando más, no solo a EEUU, sino a todas las áreas dominadas por el dólar; es decir, la mayor parte del mundo, salvo Rusia y África.

A medio y largo plazo, todo dependerá de lo que pase con las exportaciones, los tipos de interés de la deuda y, en general, con la reactivación económica, ya que a fin de cuentas el problema de fondo de España es la falta de un modelo más ligado a la industria, tras la caída de la construcción y la burbuja inmobiliaria. El país debe mucho -demasiado- y produce poco, salvo en los servicios por el tirón del turismo.

La política monetaria expansiva y unos bajos intereses alimentaron en su día la burbuja inmobiliaria y permitieron a través del endeudamiento lo que la productividad no permitía. Gobiernos de uno y otro color prefirieron la consecución de crecimientos del PIB a corto plazo y la creación de empleo de baja calidad en vez de mirar con luces largas y construir los cimientos para un cambio estructural. En paralelo, la tasa de industrialización no ha dejado de caer.

@J_L_Gomez

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