La gran mayoría de la población de este país, no tiene capacidad de ahorro; la mitad de los españoles no puede reservar más de 100 euros al mes y un 44% sufre para hacer frente a los pagos
La pintura de Bacon, representa la huella de fuerzas invisibles sobre la carne, como dentelladas del destino, cuando lo peor, ya ha sucedido. Estamos ante un cuadro así, viendo una imagen desoladora y esperando un modelo que posibilite que el cuerpo social, se erija, sobre un sistema productivo, garantista de un estado de bienestar asentado en futuras pensiones. Pero en la actualidad con trabajos precarios y bajos salarios, serían necesarias, legiones de trabajadores con sueldos dignos y bases de cotización como las de antaño, incorporándose en masa, al mercado laboral, para poder asegurar la existencia de las pensiones.
Las prejubilaciones, han sido uno de los factores que han incidido negativamente sobre este problema; las mayores empresas de este país, son las que han lanzado a la inactividad, a miles de trabajadores. Estos procesos de prejubilación han mermado ingresos a las arcas públicas. Hoy, no existe un Fondo de Reserva y se presenta una encrucijada, ¿cómo sostener con sueldos indecentes, de trabajadores misérrimos que trabajan por horas, un sistema de pensiones decente? No es posible; y la esperanza se busca en un Plan de Pensiones privado.
¿Pero puede la sociedad española acceder a ello? La gran mayoría de la población de este país, no tiene capacidad de ahorro; la mitad de los españoles no puede reservar más de 100 euros al mes y un 44% sufre para hacer frente a los pagos; por lo que nunca podrán generar los suficientes fondos, para financiar una pensión privada. Con un salario mínimo interprofesional de subsistencia, ¿qué plan de pensiones puede tener un ciudadano?
Aunque la teoría es buena, porque su idiosincrasia es la siguiente: estamos ante un instrumento de ahorro a largo plazo, en el que los titulares, a través de aportaciones periódicas y/o extraordinarias, constituyen un capital, que sirve como complemento de las Pensiones Públicas. Las aportaciones se suman formand o un Fondo de Pensiones, gestionado por una entidad, para lograr la máxima rentabilidad, con un nivel de riesgo, a elección de cada partícipe. Los Fondos, generan un capital, que da cumplimiento a los Planes de Pensiones; cada Fondo integra uno o varios Planes. Éstos, pueden suscribirse bajo 3 modalidades: Planes individuales, los interesados los contratan voluntariamente, con las entidades financieras; planes asociados, promovidos por asociaciones, gremio, sindicatos etc…y planes de empleo, que los promueve una empresa o entidad, donde sus empleados, son los partícipes del plan. Y no pueden ser objeto de embargo, hasta el momento en que se cause la prestación. Hasta ahora y en general, no se podía disponer del plan de pensiones hasta la jubilación, aunque se ha matizado la ley al respecto por ejemplo, en casos de parados de larga duración. Si la media europea en pensiones se sitúa en el 40% del último sueldo del trabajador, en España, en torno a un 74% de éste último por lo que la diferencia es muy marcada y la tendencia española es reducir cada vez más ese porcentaje que cubre la pensión, por lo que crecerá la necesidad de ahorro privado.
Quizás esta sociedad, esté caminando por el crepúsculo, pero también es cierto, en palabras de Bacon que “para que las luces brillen tan claro, la oscuridad debe estar presente”