Hemos pasado de la compra sin control de objetos prescindibles, al racionamiento exagerado
La reciente crisis más dura y virulenta que se recuerda ha traído cambios en nuestros hábitos de consumo y en el modo en que enfocamos la economía doméstica. Hemos pasado de la compra sin control de objetos prescindibles, al racionamiento exagerado. De hecho la demanda hacia otros modos de consumo ha traído soluciones que pueden desahogar la opresión de unas economías domésticas vacilantes. La que mayor transcendencia esta alcanzando es la de venta de objetos usados y en Internet existen mercadillos, casas de empeño y espacios on line donde se compra y venden objetos de segunda mano.
Internet nos da una oportunidad única de apuntarnos al mercado más global de la segunda mano utilizado ya por el 63% de la población española; el 50% de los internautas españoles recurrió el año pasado a plataformas on line para adquirir productos usados. Pero hasta hace unos pocos años el mercado de segunda mano tenía unas connotaciones negativas en España. Esto ha cambiado. Estamos en un nuevo escenario de compra inteligente en el que lo material ha pasado a un segundo plano. Se puede decir que comprar artículos de segunda mano está de moda.
Prueba de este auge que está experimentando este mercado on line que ya alcanza los 14 millones de consumidores es que no deja de crecer. En distintos países europeos existe ya una tradición en este tipo de venta como es el caso de Francia y es un negocio de profundas raíces en los países anglosajones; también en Suecia prolifera ya que para los suecos la motivación ecológica es prioritaria, ocho de cada diez que compran y venden segunda mano, lo hacen por motivos de prevención del medio ambiente.
Pese al amplio abanico de objetos que se pueden comprar a través de internet, los productos “estrella” son los relacionados con electrónica (móviles, artículos de informática, consolas y videojuegos) seguidos de productos para el hogar como muebles o electrodomésticos y aquello relacionado con el ocio y los deportes, tales como libros, cómics, bicicletas, artículos para deporte, ropa y complementos.
El negocio de segunda mano, se regula igual que cualquier otro ya que no existe una legislación específica para la compra-venta de objetos de segunda mano.
El establecimiento de precios es libre, hay una obligación de darse de alta en Hacienda, se tiene que retener e ingresar el IVA y se garantiza la protección al consumidor a través de la Ley General para la Defensa del Consumidor y el Usuario. Como es una ley que deriva de una directiva de la Unión Europea, es igual en todos los países miembros y bastante parecida a la normativa vigente en Estados Unidos lo que facilita las transacciones. Si bien hay algo que diferencia a este tipo de productos, es la garantía, que se establece en 6 meses en lugar de 2 años.
En el caso de prendas de ropa de segunda mano, si la prenda está dañada, el comprador puede reclamar a la empresa, pero siempre debe ser consciente que ha comprado un producto de segunda mano y supuestamente ya conoce sus características. Sin embargo, si tiene algún ‘vicio oculto’, si no cumple con los requisitos, el comprador está en todo derecho de pedir que le den un producto similar, le devuelvan el dinero o le hagan una rebaja.