ECONOMÍA CIUDADANA

Cuenta atrás para el roaming en el territorio de la Unión Europea

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La uificación de tarifas móviles en la Unión Europea está más próxima de lo que parece

Los ciudadanos de la Unión Europea tienen libertad de movimiento para desplazarse de un país a otro, pero en contraposición sus teléfonos móviles están sujetos a recargos si son  activados  desde  un país del que  no son nacionales. Un ciudadano europeo comparte un espacio único sin fronteras, pero su móvil, que hoy viene a ser  una prolongación de uno mismo, no; lo cual desdice el concepto de ciudadanía europea. Hace un año, tras una década de arduas negociaciones, se aprobó el reglamento del Mercado Único de Telecomunicaciones, que prometía el fin de los sobrecostes tarifarios a poner en práctica el próximo  mes de junio de 2017; las operadoras, desde ese momento, ya no podrán imponer costes adicionales a los ciudadanos europeos que utilicen sus dispositivos móviles cuando viajen a países pertenecientes a la UE.

 Antes de esta decisión, desde la Comisión, se había propuesto limitar el uso del roaming  sin coste económico alguno sólo durante 90 días naturales, se estaba pensando en el caso de viajes o estancias no demasiado largas... Pero a esta idea se le ha dado un giro y desde el  pasado 6 de septiembre, se  ha tomado en consideración con más fuerza, para que los ciudadanos puedan utilizar los teléfonos móviles cuando viajen a otros países como si estuviesen en el suyo propio siguiendo el ideario europeo de desaparición de fronteras. Uno de los argumentos de peso para ordenar la retirada de la propuesta de  los 90 días,  han  sido los estudiantes de intercambio Erasmus en los que se pensó para poner fin a la itinerancia de datos, otros, fueron los trabajadores transfronterizos.

El ideario europeo  está detrás de todo esto porque se trata de la eliminación de una tasa que choca con el principio de libertad de circulación de los ciudadanos en  la Unión. Pero para esto se hace necesario lograr la conciliación entre los intereses de las compañías de telefonía, confinadas en sus propios mercados nacionales, y la extensión de un mercado único en internet y en el sector de las comunicaciones. Una medida que ya trató la Comisón Europea en 2013 y a la que los países con un alto índice de turistas y las propias operadoras, han sido reacios. Es un paso para trascender las fronteras del estado-nación y para estar en una Europa global compartida e interconectada. Pero este fin del roaming aún tiene trasfondo: la ampliación del espacio público europeo, donde  el Reino Unido con el Brexit se quedaría fuera de cualquier tratado de fin de sobrecoste en las llamadas. Aunque, como a todo, cabe por lo menos una solución, porque los países respecto al roaming se dividen en diferentes zonas tarifarias: la Zona 1 comprende la UE y su área económica, la Zona 2 EEUU, Canadá, Magreb y el resto de Europa, y la Zona 3 el resto de los paises.

Si el Brexit es amigable Gran Bretaña podría acogerse a la Zona 1 con paises como los nórdicos, Mónaco o Turquía entre otros; y aunque no  incluirá las llamadas o la navegación sin coste es probable que por un suplemento se pueda utilizar la tarifa en lugar de la tarifación por minuto o mega. Europa derriba fronteras, compactándose, persona a persona. Es la comunicación que elimina barreras y forja vínculos, alentando el espíritu europeo.“Nosotros no coligamos Estados, nosotros unimos a las personas” Jean Monnet (“el padre de Europa”)

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