ANÁLISIS

Las dificultades de los ayuntamientos para aprobar sus cuentas

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Esta semana, la Red Localis, Red de Administración Local presentó una nueva nota que pone de manifiesto las dificultades de los ayuntamientos gallegos para aprobar sus presupuestos.

Los presupuestos municipales son la herramienta más importante de los gobiernos locales, al suponerla autorización para desarrollar sus políticas públicas. Sin embargo, muchos ayuntamientos se ven obligados, con demasiada frecuencia, a tener que gestionar unas cuentas prorrogadas si, a 31 de diciembre de cada ejercicio, no disponen de un nuevo presupuesto. Gestionar un ayuntamiento con unas cuentas prorrogadas resulta complicado, siendo especialmente grave en aquellas partidas destinadas a la ejecución de obras e inversiones nuevas, al no poderse prorrogar. Algo parecido sucede con la necesidad de atender a gastos no previstos. Por lo tanto, la prórroga presupuestaria supone un fuerte encorsetamiento de la gestión pública local, siendo algo no deseable.


RIGIDEZ Y DESAJUSTES


Un presupuesto prorrogado puede complicar el funcionamiento del ayuntamiento, sobre todo si se repite este escenario. Esta situación solo se puede mitigar, aunque no solucionar, acudiendo a las modificaciones de crédito. El problema es que muchos ayuntamientos tienen que aprobar continuas modificaciones de crédito para atender a las necesidades. Y lo que debía ser algo extraordinario, se convierte, por desgracia, en algo habitual.

El diálogo se hace cada vez más necesario y el enrocamiento político no es lo deseable”

Además, el no contar el ayuntamiento con un presupuesto aprobado anualmente, esto puede traducirse en serios desajustes para cumplir con las normas de disciplina presupuestaria del Ministerio de Hacienda. Esto incluso puede provocar penalizaciones por parte del Ejecutivo Central a los ayuntamientos que no aprueben sus cuentas anualmente.

Hacer depender la gestión municipal de unas cuentas prorrogadas puede deberse al complejo arco representativo surgido de las elecciones municipales de 2015. Esto obliga a muchos alcaldes a gobernar en minoría y a buscar apoyospara aprobar sus presupuestos. Además, pone en evidencia queresponsables políticos tienen mayor capacidad de convencimiento para que el resto de grupos apoye las cuentas. El dialogo se hace cada vez más necesario y el enrocamiento político no es lo deseable.

Otras veces el no contar con presupuestos aprobados se debe a la falta de personal para su correcta elaboración. Sin embargo, esto solo es creíble coyunturalmente, no pudiendo utilizar esta argumentación durante toda una legislatura, sobre todo en los ayuntamientos con mayor población, donde las dificultades de personalmunicipal para hacer los presupuestos o son menores o no existen. 

Otra de las razones que se suelen señalar para justificar la falta de presupuestos, es el potencial retraso en la aprobación de las cuentas públicas de otras administraciones públicas. Sin embargo, de nuevo, esto solo es válido puntualmente y no puede convertirse en una excusa para una prorroga endémica de los presupuestos. Si se trata de una partida competencia del ayuntamiento, es necesario considerarla desde el principio y no estar a expensas de la posibilidad de ser financiada a través de otras vías. 

A la lista anterior de argumentos habría que añadir también a los problemas de gestión local, cuestión que no suele aceptarse de buen grado desde los consistorios municipales. Quizás esta sea la causa de porque algunos ayuntamientos gallegos, de forma sistemática, en vez de intentar aprobar anualmente sus cuentas, buscan una solución mucho más sencilla, la prorroga sine die sus presupuestos. 

Parece que se repiten los ayuntamientos que año tras año acuden a la prórroga presupuestaria

A tenor de los resultados de la última nota de la Red Localis los ayuntamientos gallegos tienen importantes problemas para aprobar en plazo sus cuentas anuales. En 2018, solo el 23% fue capaz de aprobar sus cuentas antes del 31 de diciembre de 2017. En media, durante el período 2014-2018, este porcentaje se sitúa en torno al 30%. Unos datos que exigen una profunda reflexión sobre algo que no funciona bien.


SITUACIÓN HETEROGÉNEA


En 2017, casi 6 de cada 10 ayuntamientos gallegos aprobó sus presupuestos una vez finalizado el año. De media, entre 2014 a 2017, más de la mitad de los ayuntamientos gallegos optó por esta vía. Durante este período, el 35% de los ayuntamientos que aprobó un nuevo presupuesto lo hicieron con un retraso de 3 meses o menos; el 16% tardó entre 3 y 6 meses, el 7% tuvo un retraso entre 6 y 9 meses y el 4% incurrió en más de 9 meses. Esto supone un grave problema a la hora de ejecutar los presupuestos aprobados y es algo que debería evitarse a toda costa si se quiere mejorar la gestión local.

Por tamaño municipal hay importantes diferencias, ya que hay 14 ayuntamientos de hasta 5.000 habitantes y 9 del grupo de 5.001 a 10.000 habitantes que han aprobado sus cuentas con una dilación superior a medio año. 

Además, parece comprobarse como se repiten los ayuntamientos que año tras año acuden a la prórroga presupuestaria. Hay 17 ayuntamientos de hasta 5.000 habitantes, 16 entre 5.000 y 10.000, 4 entre 10.001 y 50.000 y 3 de más de 50.000 habitantes que han prorrogado dos veces o más sus presupuestos desde 2014. Dentro de la relación anterior destacan los casos de Triacastela, A Pobra de Trives e Melón (para municipios de 5.000 habitantes o menos), Celanova e Teo (para municipios entre 5.001 y 10.000 habitantes), Ponteareas (para municipios entre 10.001 y 20.000 habitantes) y Ourense (para municipios de más de 50.000 habitantes) que llevan con su presupuesto prorrogado al menos desde 2014.Esto es un grave problema, ya que si se quiere atender adecuadamente a las necesidades de la ciudadanía es necesario contar con un presupuesto actualizado anualmente.

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