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El federalismo, sinónimo de éxito económico

Paloma Castro, Gonzalo Caballero, Francisco Caamaño y Ramón Máiz, en unas jornadas socialistas sobre federalismo.
photo_camera Paloma Castro, Gonzalo Caballero, Francisco Caamaño y Ramón Máiz, en unas jornadas socialistas sobre federalismo.
Grandes potencias como Estados Unidos o Alemania pueden ser una referencia para España, pero también otros países que ocupan posiciones punteras a su nivel, como Australia, Canadá, Austria o Suiza.

El federalismo económico suele entenderse como un sistema en el que los diferentes territorios de un Estado gozan de autonomía para adoptar decisiones de carácter económico, siempre que no afecten a la soberanía compartida. Es algo de sobra conocido en países como EE UU o Alemania, pero también en otros que, sin ser grandes potencias, ocupan posiciones punteras a su nivel, como Australia, Canadá, Austria o Suiza, que se autodenomina confederal, pero en la práctica es federal. El federalismo suele ser, por tanto, sinónimo de éxito económico, pero también político.

¿Es España un Estado federal? Formalmente no se denomina así, pero su configuración autonómica hace que sea, cuando menos, cuasi federal. Tal vez nadie sabe cómo será España en el futuro, pero es creciente el número de personas que intuyen que será distinta de la actual, más en línea con su diversidad.

José Juan González Encinar, un cualificado analista del federalismo, lo tuvo siempre claro: la Constitución de 1978 solo puso los mimbres, el cesto de la organización territorial de Estado se fue haciendo después, de forma gradual, con la aprobación de los distintos estatutos de autonomía. Pero una vez estos aprobados, la forma de organización territorial del Estado resultó ser sustancialmente idéntica a la de cualquier otro Estado federal.

España es, de hecho, un Estado tan federal como cualquier otro de los que hoy existen en el mundo. La diferencia, como diría el expresidente catalán Pasqual Maragall, estriba en que aún no le llamamos así, algo que constata el catedrático de Derecho Constitucional de la USC Roberto L. Blanco Valdés cuando observa que “en lo único en que no es federal España es en que no se llama federal”.

El objeto del federalismo de reconciliar unidad con diversidad puede ser idealista, pero es una realidad inevitable: las sociedades complejas y diversas requieren sistemas flexibles y dinámicos de gobierno. Se entiende entonces que el federalismo puede conciliar intereses, valores y preferencias diversas que son inherentes a la sociedad. También en Europa, un proyecto ampliamente compartido que, más allá de los altibajos de la UE, constituye la mejor garantía de futuro para dejar a salvo su Estado del bienestar que, en el fondo, tanta admiración desata en otros continentes. Por esa razón, la Unión de Federalistas en España y en toda Europa trabaja en construir una Federación Europea, que además es lo que propone la Declaración Schuman.

La Unión de Federalistas Europeos es producto del movimiento europeo, “la reunión de la sociedad civil, de personas que habían luchado por la libertad y contra las dictaduras en la II Guerra Mundial y que estuvieron en la semidestruida ciudad de La Haya en 1948, presididos por Sir Winston Churchill”, recuerda Enrique Barón, expresidente del Parlamento Europeo.

Galicia también estuvo en aquella cita de La Haya. Salvador de Madariaga, un gallego de A Coruña, fue uno de los cuatro españoles –exiliados– que participaron; los otros fueron Indalecio Prieto, el doctor Trueta y Joaquín Xirau. Tal vez hoy los dos principales referentes intelectuales del federalismo en Galicia son los catedráticos Ramón Máiz (USC) y Francisco Caamaño (UDC), mientras que en la política se abre paso el socialista Gonzalo Caballero. El reto del federalismo es ser más transversal, de modo que cale en el PP y no chirríe en el nacionalismo moderado.

@J_L_Gomez

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