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La figura del "interim manager"

Dibujo
photo_camera Reloj con número romano.

El "Interim Manager2 es como un Sherpa experimentado que ayuda al experimentado que ayuda al empresario a recorrer un nuevo camino con seguridad

El término “interim manager” es de reciente implantación en el lenguaje económico de nuestro país y como tantos otros procede del mundo anglosajón. Conviene profundizar algo más, y no quedarnos en su traducción literal de “gestor interino”. Un “interim manager” es un profesional con pericia acreditada en una determinada materia, vinculada al ámbito de la actividad empresarial, que pone sus conocimientos y experiencia al servicio de una empresa en situaciones particulares. Se incorpora a la estructura directiva durante un tiempo determinado para gestionar una misión o proyecto concreto, en general ligados a períodos de transición, crisis o cambio.


Esta relación se establece mediante un contrato mercantil que determinará el alcance de la misión y sus objetivos, el ámbito temporal, la capacidad de decisión y los poderes otorgados, así como la remuneración. En general ésta comprenderá una parte fija y otra variable vinculada a la consecución de los objetivos fijados. Periódicamente las empresas se enfrentan a retos nuevos en ámbitos que les son desconocidos o en los que tienen poca experiencia: acometer el mercado exterior, lanzar una nueva línea de productos, gestionar una negociación bancaria compleja, sufrir la baja inesperada de un directivo, organizar la sucesión familiar… En otros casos la empresa se encuentra en una situación de bloqueo, con frecuencia producto de un progresivo deterioro de su actividad.

En general se trata de situaciones trascendentes, nuevas y para las que la empresa difícilmente está preparada por no haberlas vivido anteriormente. Cuando se afrontan con los propios medios, se está superponiendo un esfuerzo a la propia tensión de la actividad normal. Con el agravante, además, de que al intentar resolver ese nuevo problema la empresa inicia en general un circuito de prueba y error hasta dar con la solución correcta… Si es que la encuentra. Cuántas veces nos encontramos con empresas que, con la mejor voluntad y ánimo, han empezado a atacar sus problemas justo en la dirección contraria a la que deberían.


Lo cual nos lleva a una amarga reflexión: ¿cuántas empresas buenas, viables, pero con problemas coyunturales graves se quedaron en el camino simplemente porque no encontraron, o no buscaron, al “médico” adecuado? O lo que es peor, se “automedicaron”. Es decir, los mismos que generaron el problema “recetaron” la solución…


Un “interim manager” tiene una visión externa, objetiva y desapasionada de los retos y problemas de la empresa. Es un profesional que ya los ha vivido en otras circunstancias y ha recorrido el camino, de aciertos y errores, necesario para encontrar soluciones. Me voy a tomar la libertad de citar lo que, hace más de dos mil años, decía el poeta Virgilio (70 a.C. – 19 a.C.): “Confía en alguien que ha pasado por eso. Cree en uno que ha tenido experiencia”. En términos un poco más actuales, un “interim manager” vendría a ser algo así como un sherpa experimentado que ayuda al empresario a recorrer ese nuevo camino con seguridad.


La coyuntura actual se caracteriza por dos situaciones contradictorias: la necesidad de la empresa de afrontar retos para los que no siempre está capacitada y la existencia en el mercado de talento directivo que no está siendo aprovechado. El interim management es una de las vías para conciliar ambos intereses.  La experiencia nos dice que la incorporación de un interim tiene un efecto beneficioso inmediato: o viene a ocupar un puesto vacante, o viene a desarrollar una función para la que nadie está preparado en la compañía, sin ser una amenaza directa para nadie.

Si el interim sabe integrarse con prudencia y respeto hacia los demás, la acogida suele ser sorprendentemente buena. En situaciones tan duras como las vividas en estos años pasados, y que quizá nos toque vivir algunos años más, contar con una mano experta que ayude a encontrar el rumbo y a mantener la actividad de la compañía genera siempre expectativas positivas.

Devolver la ilusión y, ¿por qué no?, la esperanza a un equipo desgastado es el primer paso para remontar el vuelo en cualquier organización. Se produce además un interesante efecto simbiótico. Hay un enriquecedor intercambio de conocimiento, contactos y experiencias. No podemos olvidar que el interim va a aportar a la empresa, fruto de sus años de experiencia, una amplia red de contactos en muy diversos ámbitos, como instituciones, banca o proveedores.

PROTOCOLO DE ACTUACIÓN
El proceso de incorporación de un interim se ajusta a un protocolo muy testado. Tras una evaluación preliminar del alcance del proyecto, se realiza un análisis detallado de la situación para llegar un diagnóstico. Es habitual que durante esta fase se detecten problemas que inicialmente la empresa había pasado por alto. A partir de que empresario e interim sintonicen y concuerden en el diagnóstico, entraríamos en la definición de la propuesta de actuación concreta, con un plan de acción operativo y unos objetivos cuantificados. La siguiente fase, de implementación, es la que empieza a distinguir el interim management de la consultoría tradicional.

Durante esta fase el interim se integra plenamente en el día de la empresa, como uno más, y asume la responsabilidad de la ejecución de los planes de acción. En la fase final, de salida, se produce el traspaso de funciones al equipo directivo “de plantilla”. Si todo el proceso se realiza con éxito, cuando el interim haya terminado su trabajo habrá colaborado en la capacitación del equipo directivo. Esa capacitación del equipo es la impronta que un interim debe dejar a su salida de la empresa.
Unas líneas más arriba decía que el proceso de incorporación del interim se podía iniciar cuando éste y el empresario sintonizaban en el diagnóstico y en la solución.

Pues bien, cuanto más cercana a la alta dirección sea la misión y la posición del interim, más relevancia toma esta afirmación. Y también cuanto más crítica y dura sea la situación a resolver. La trinchera une. También se habla de la soledad del corredor de fondo. Quienes hayan vivido de cerca momentos de dificultad en la empresa, entenderán perfectamente en este contexto los términos soledad y trinchera. En esas condiciones, el interim no sólo debe aportar conocimientos técnicos y experiencia. Muchas veces es necesario ir más allá, tomando un papel de consejero y psicólogo, que a menudo deriva en una auténtica relación de amistad.

Para terminar con esta breve aproximación a lo que es el interim management, no quiero pasar por alto una referencia al ámbito asociativo. La primera asociación de interim de nuestro país se constituyó en el verano de 2012, precisamente en Galicia. La buena acogida de esta iniciativa propició que la Asociación adquiriese rápidamente carácter nacional, transformándose en la actual Asociación Interim Management España (AIME), cosa que sucedió en Madrid en el año 2014, el Día das Letras Galegas. En este momento AIME cuenta con más de doscientos profesionales asociados.

Su misión es difundir entre la sociedad, empresas e instituciones, el concepto de interim management como herramienta estratégica de dirección, así como representar y apoyar a los asociados. Si bien en España AIME es una asociación pionera en este campo, en los países existe una larga tradición de asociacionismo. A quienes estén interesados les recomiendo que visiten la web del Institute of Interim Management (www.iim.org.uk). También resulta muy interesante la web de la Interim Management Association. (www.interimmanagement.uk.com).

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