CON PRIMA DE RIESGO

Galicia debe apostar por la atracción de inversiones y la eliminación de barreras

El Parlamento de Galicia aprueba una ley de captación de inversiones industriales extranjeras

Esta semana conocíamos los datos del informe de la décimoquinta edición de la clasificación “Doing Business 2018” publicada como cada año por el Banco Mundial. Este estudio mide las regulaciones que favorecen o restringen la actividad empresarial, a partir de indicadores cuantitativos referidos a 11 áreas del ciclo de vida de una empresa.

El estudio deja a España en buena situación. De hecho, se ha producido un avance de cuatro posiciones en el ránking respecto año anterior, hasta situarse como la 28ª economía con mayor facilidad para el desarrollo de la actividad empresarial, entre los 190 países analizados. Esta posición nos coloca por delante de países vecinos como Francia (31º) Países Bajos (32º), Italia (46º), o de Bélgica (52º). 
Pero también nos deja delante de grandes economías mundiales como el tecnológico Japón (34º), o de Israel (54º), paraíso de las startup. Asimismo, como destaca Cámara España, nuestro país está situado de modo favorable, entre las primeras 30 primeras economías del mundo en lo relativo a los trámites para la resolución de las insolvencias, la protección de los inversores minoritarios, y el cumplimiento de los contratos. 
También es destacable la posición alcanzada en cuanto a la simplificación para el pago de impuestos y para la obtención de electricidad. El análisis nos otorga el liderazgo mundial en cuanto al contexto propicio para el comercio transfronterizo, junto con otros 15 países. Y aquí es donde quería llegar hoy, a la pregunta de si Galicia, una región periférica de Europa a nivel geográfico (finis terrae), es una adecuada región de comercio transfronterizo. Como siempre, trabajamos con datos. En el año 2016 (último con datos completos) Galicia ha exportado al mundo por valor de  15.624 millones de euros de los cuáles un 54% (8.448 millones) corresponde a operaciones con países de la zona Euro. La cifra aumenta hasta cerca de un 60% en el caso del espacio económico de la Europa de los 28. En contraste, las relaciones con los países de la OPEP, (recuerden aquellos países principales productores de petróleo o sea de petrodólares) solo representan un 7% de nuestros compradores en el mundo, eso sí, con una clara curva de crecimiento año a año. Otro ejemplo es Sudamérica, tierra con fuertes vinculos sentimentales y de histórica relación con Galicia, que acapara en el año 2016, un 9% del total de las ventas internacionales de la tierra gallega.
 
GALICIA EXPORTA A VECINOS
En un análisis por países, los datos son más esclarecedores. El rey de nuestras exportaciones ya no es Portugal, en el año 2016, ese liderazgo corresponde a Francia, con un importe de 3.853.349 euros. Portugal ocupa un segundo lugar, siendo tercero Italia (1.846.024.720 euros) y cuarto Reino Unido, con  1.574.984.500. 

Por tanto esta batería de datos nos lleva a la primera conclusión, el mercado transfronterizo de la Unión Europea es un espacio adecuado para que las empresas gallegas lancen sus operaciones de mercado internacional. Esta conclusión nos lleva a una sombra, el Brexit, y el efecto negativo que este puede tener sobre nuestras principales industrias como consecuencia de un escenario de Brexit duro y por tanto con el establecimiento de barreras económicas y administrativas de ventas internacionales.  

Volviendo al informe “Doing Business 2018”, este también señala las carencias de la economía española. Los ámbitos donde la clasificación nacional comparada es más modesta se corresponden con la apertura de un negocio y el manejo de los permisos de construcción. No obstante, según Cámara España, en estas dos cuestiones se ha avanzado durante el ejercicio respecto a los países líderes de ambos ámbitos (la denominada distancia a la frontera, si me permiten el tecnicismo).Dentro de las operaciones transfronterizas además de las ventas internacionales también son de interés las operaciones de atracción de inversiones de capital. 

En este caso España sigue padeciendo un problema endémico como así se reconoce en el informe GEM de emprendimiento y situación empresarial que coloca a España en un puesto bajo en materia de incentivo a la inversión emprendedora, debido a barreras de corte político. Los expertos entrevistados identifican problemas como la existencia de demasiada burocracia en los trámites administrativos, así como un “exceso de regulaciones que no son consecuentes con la realidad que se está viviendo”. El resultado son procesos complejos, dilatados en los plazos y costosos para aquellos que quieran invertir en nuestra tierra y que dificulta el desarrollo empresarial “salvo que no estén dotadas de perseverancia”, anota el informe GEM 2016. Por lo tanto la atracción de inversión extranjera debe empezar por reducir leyes y tramitaciones básicas.

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