Manuel Matías creó en mayo del 2010 Gallega Integral de Residuos, Gair, una empresa que se dedica a la recogida y gestión de los residuos generados por la actividad de las empresas.
Manuel Matías creó en mayo del 2010 Gallega Integral de Residuos, Gair, una empresa que se dedica a la recogida y gestión de los residuos generados por la actividad de las empresas. Carecía de pasado empresarial pero aplicó el sentido común a una empresa que ya tiene sedes en toda Galicia y está creciendo a un ritmo considerable. A ello contribuye que cada vez más se respeta (y vigila) el respeto al medio ambiente. Sin embargo, Manuel todavía echa de menos la concienciación que existe en otros países, lejos de la que se ve aún en Galicia.
¿Qué le llevó a invertir en el sector?
Regresé del extranjero y me di cuenta que otros países tenían un cuidado del medio ambiente mejor que el nuestro. Da le sensación de que en esta materia siempre quisimos infringir un poco la ley. Sigue habiendo muchos vertidos ilegales aunque la cosa ha cambiado y yo creo que fui pionero en la recogida integral de residuos en Galicia. Damos un servicio completo a los talleres y a la industria en general y comenzamos en Ourense en el 2010, un año después ya abrimos en Lugo, en el 2013 llegamos a Santiago y A Coruña y ahora ya estamos presentes en toda Galicia.
Un plan de expansión rápido y ambicioso. ¿Seguirá?
Sí porque mi hijo cuando finalice la carrera y el master se hará cargo de la empresa, aunque yo esté con él, y tenemos previsto poner una clasificadora de metales a principio de año en Ourense, con lo que esperamos crear ocho puestos de trabajo más.
¿Percibe que la sociedad gallega tiene cultura suficiente de tratamiento de residuos?
Las empresas ya son conscientes, pero sobre todo por miedo a las sanciones del Seprona o de los servicios de Medio Ambiente, que están haciendo un trabajo espectacular. Mientras no se nos explique la importancia que tiene el medio ambiente, hay poco que hacer. Es una pena porque Galicia en esta materia está a la cola de España y Galicia, lamentablemente, a la cola de Europa. Todavía se siguen tirando las lavadoras, las neveras, las ruedas, cualquier cosa se tira en cualquier lugar. Eso no se ve en el resto de Europa.
¿Y cuándo cambiará eso?
A nuestros comerciales los formamos en medio ambiente y cuando visitan a los clientes le explican la importancia que tiene. Lo que ocurre es que los clientes suelen ser reacios y a veces creen que les estás imponiendo algo. Creo que en los próximos diez años vamos a tener a Galicia a nivel de cualquier país de Europa
¿Es caro el tratamiento de los residuos?
Hoy ya no. Ese fue otro de los problemas que tuvimos aquí porque las primeras empresas de reciclaje tenían unos precios como los joyeros y se creían con la fuerza de hacer lo que querían. En algún momento la recogida estaba en un 600% más caro de lo que yo cobro hoy.
Pero a alguna empresa le salía más barato pagar una multa que reciclar
Eso es cierto, pero hoy ya no es así. A la mayor parte de nuestros clientes ya no se le cobra. Ellos mismos te dan las baterías o el aceite, cosa que antes se cobraba. Nosotros llevamos a las empresas todo tipo de recipientes para que reciclen y hoy un 70% de la gente ya está en ese camino.
¿Qué ciclo hace su empresa en la actualidad?
El que hace el trabajo primero es el comercial. Luego comunica a logística las necesidades de la empresa a la que visitó. Días más tarde se recogen los residuos, se traen a nuestra empresa y los clasificamos. Posteriormente la mercancía va a otra empresa para completar el ciclo. A nosotros nos va bien porque somos muy serios, también en el tema de pagos, que hacemos cada semana y eso da mucha confianza .
¿Hay innovación en este sector?
Todos los días. En esto sí que estamos preocupados porque cada día hay más posibilidades, los medios técnicos y tecnológicos con los que contamos con mejores cada día.
Usted dice vivir con pasión la empresa. ¿Qué es ser empresario para usted?
Ser empresario es muy bonito porque haces algo pensando en ti como negocio, pero sobre todo algo para la gente. En mi empresa hay 19 familias que viven, comen y beben de la empresa. Y viven bien porque yo pago bien a mi gente. Tengo un equipo humano fantástico y no les pongo horarios, ellos saben que si hay trabajo, lo hacen y si no lo hay, se van a su casa. Yo ahí no me meto para nada. Ser empresario es bonito también por eso y entre todos hacemos una empresa que es modelo. Pero ser empresario también es tener que hacer frente a lo que estamos pasando, muchos impuestos, a los bancos que no apoyan, aunque a mí me hayan apoyado, y ahí doy las gracias, porque así estamos donde estamos. Todo eso es bonito, pero también que pasas muchas noches sin dormir eso sí es cierto.
¿Están apoyados los empresarios en Ourense?
Yo no puedo hablar del resto de España porque no lo conozco, pero algo han cambiado las cosas. Por ejemplo, el funcionariado cambió para bien porque todas las gestiones que he tenido que hacer me salieron de maravilla. Hay departamentos públicos de medio ambiente a los que llamas y se desviven por ayudarte, ya no digamos la actitud del Seprona de la Guardia Civil, que son una maravilla de gente. Ahora bien, nuestra empresa juega limpio, nunca ha tenido una sanción porque yo me preocupo de que eso funcione, esa es mi principal reputación, que la empresa esté siempre preparada, cumpliendo toda la normativa
¿Percibe recuperación en el tejido industrial?
Sí que la hay, y lo digo convencido porque yo lo vivo. Antes a lo mejor recogíamos material de una empresa una vez al mes, ahora ya estamos yendo dos o tres veces al mes y eso es signo de que la industria recupera actividad. Tenemos otro que por desgracia no se recupera, que es el de la construcción, pero lo demás sí que está funcionando.
¿Qué le cuentan entonces los empresarios del sector industrial?
Cada uno ve las cosas según su forma de pensar. Yo puse en marcha la empresa en el año más duro de la crisis y ganamos dinero desde el primer día porque las cosas se hicieron bien y yo veo que hay otros empresarios que han hecho lo mismo. Hay empresas que se hicieron más fuertes en la crisis porque estaban preparadas, aunque hubiese que hacer un poco más de sacrificio. Yo siempre les decía a mis comerciales que había que mantener los clientes que teníamos y traer cada día tres más y eso se llevó a cabo. Nosotros tenemos ahora en Ourense 2.200 clientes, que es una barbaridad. Eso es la base de mi empresa y los comerciales saben muy bien lo que hacen, que son extraordinarios. Procuro que mi gente esté muy bien formada en todos los aspectos que le son útiles.
Usted que está en un sector tan sensible como la industria, ¿qué opina del Ourense industrial?
Ourense, para lo que es, está bien porque tampoco podemos pedirle peras al olmo. Ourense ciudad tiene algo más de 100.000 habitantes y Vigo y su área de influencia, casi 400.000 y eso es lo que tenemos que ver. Luego tiene una zona portuaria que le da una vida extraordinaria. Ourense está muy bien y yo confío mucho en la gente joven porque tienen una formación y una profesionalidad fuera de serie. Ese es el futuro.
Hábleme de ese futuro. ¿Cómo ve a esa juventud de Ourense?
Yo la veo muy bien. Nosotros hemos incorporado a la empresa gente joven, muy profesional. Ahora hay una educación y una formación extraordinaria por eso me sorprende que estemos en el lugar que estamos porque tenemos una gente muy preparada. Eso sí, es cierto que no tienen las oportunidades que debían tener y eso solo depende de nosotros, pero también de los que están arriba, de los que nos gobiernan. A los que están preparados hay que apoyarlos y es falso que la gente joven solo piensa en el botellón. Yo los veo que son comprometidos y lo veo por mí, que tiran por mi empresa.
