RECURSOS HUMANOS

La pregunta que el director de personal debería hacerse: ¿Conoce realmente a los trabajadores?

 Esta pregunta requiere una especial atención, ya que poca información podríamos aportar más allá de lo observado a simple vista.

Es común realizar una evaluación, más o menos rigurosa, de la persona para la incorporación a la empresa (selección), aunque es menos común evaluar a personas para otras fases del ciclo laboral. Este hecho asume que el sistema organizacional no se modifica ni se adapta. Es como decir que las necesidades de la empresa no cambian o las personas siguen con la misma motivación o inquietudes que en el momento de su llegada a la organización. 
Es por ello por lo que cada vez más profesionales se dan cuenta de la importancia del ajuste de las personas a los puestos en las organizaciones. Así, la evaluación de personas ha visto incrementada su importancia, y con ello la necesidad de contar con unas normas y garantías de calidad en la prestación de dicho servicio.

ESTÁNDARES DE CALIDAD
En Mayo de 2013 entró en vigor la Norma UNE-ISO 10667 de Prestación de Servicios de Evaluación: procedimientos y métodos para la evaluación de personas en entornos laborales y organizacionales. Esta, como otras normas de calidad proporciona evidencia de que una organización, producto, proceso o servicio cumplen con estándares de calidad aceptados internacionalmente.

La norma internacional ISO 10667 tiene como misión proporcionar una guía clara y concisa para unas buenas prácticas en evaluación de personas en contextos laborales, y lo hace desde una perspectiva basada en evidencias, medible y aplicable a nivel mundial. Podemos decir que no hay nada novedoso, simplemente sistematiza y da estructura de Norma ISO a modos de hacer, normas y regulaciones ya existentes, pero que realmente y como se constata en recientes estudios, siguen sin ser apreciados por el tejido empresarial. En todo caso la tendencia es que paulatinamente se vayan incorporando la utilización de métodos, sistemáticas, herramientas con la suficiente fiabilidad y validez (test, cuestionarios de personalidad laboral, ejercicios de grupo, etc.) y más adecuadas a un contexto evaluativo. (Véase por ejemplo el estudio “Procedimientos de selección de personal en pequeñas y medianas empresas españolas” publicado recientemente por Pamela Alonso, Silvia Moscoso y Dámaris Cuadrado en el Journal of Work and Organizational Psychology). 

Entonces, podemos estar de acuerdo en que  las personas son el elemento diferenciador de las empresas, pero curiosamente hasta ahora no se disponía de un marco regulatorio internacional que permitiese la evaluación de ese capital humano de una forma rigurosa y equitativa. De este modo, sería conveniente que las organizaciones (empresas, departamentos, responsables) que quieran realizar y garantizar a sus clientes y participantes un proceso de evaluación de calidad, utilizasen (con acreditación o por adopción de hecho de la norma) los requisitos y recomendaciones que la norma internacional ISO 10667 proporciona.

PROCEDIMIENTO Y ALCANCE 
Y para ello está fórmula aporta unas reglas claras y concisas a los proveedores de servicios evaluativos y a sus clientes, con el fin de llevar a cabo una evaluación objetiva y profesional de las personas. La norma regula los tres niveles fundamentales de evaluación que se dan en las organizaciones (Individual, Grupal y Organizacional) y abarca todo el ciclo laboral: selección, contratación, orientación y asesoramiento laboral, desarrollo personal, planificación de sucesiones y recolocación. Se divide en dos partes, la primera relativa a los deberes del cliente, y la segunda centrada en los proveedores de servicios de evaluación, pues para llevar a cabo una evaluación exitosa es necesaria una estrecha colaboración entre ambos.

La norma ISO 10667 no incluye directrices técnicas o profesionales. Sin embargo, es conveniente tener en cuenta la calidad de los procedimientos y métodos de evaluación a emplear en relación con los objetivos de la evaluación, la pertinencia de los sistemas de medición empleados, su validez, su fiabilidad, la equidad en la aplicación, la tipificación, las necesidades especiales de las personas evaluadas y otros factores que afecten a la eficacia, aceptabilidad y utilidad de la evaluación.
Por otra parte, la obligación por parte del proveedor de servicios, del evaluador, es utilizar las directrices adecuadas para seleccionar y desarrollar las evaluaciones; tener los conocimientos teóricos y técnicos requeridos por la evaluación; conocer los métodos de evaluación disponibles; estar al día de los avances técnicos; conocer la competencia técnica de las personas implicadas en la evaluación y asegurarse del comportamiento ético de las personas implicadas en la evaluación.

EN RESUMEN
El uso más habitual de esta herramienta repercutirá en que las organizaciones y las empresas realicen evaluaciones mejores y más objetivas, y con ello tomen decisiones más adecuadas y fomenten el potencial, el bienestar y ajuste a la organización de todos los empleados. Este método resulta la forma más eficaz de demostrar a todas las partes interesadas que la evaluación de personas se hace de forma normalizada, adecuada, equitativa, y garantizando la calidad de la evaluación.
 

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