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Producción mediante "lean start-up"

En la actualidad, empresas como General Electric, Toyota y Comcast utilizan la metodología

El método Lean Startup es un conjunto de prácticas pensadas para ayudar a los emprendedores a incrementar las probabilidades de crear una startup con éxito. No es una fórmula matemática infalible, sino una filosofía empresarial innovadora que ayuda a los emprendedores a escapar de las trampas del pensamiento empresarial tradicional, proponiendo un método alternativo para que las empresas encaren con éxito las fases de creación y lanzamiento de un producto.

El término fue acuñado por el emprendedor y autor norteamericano Eric Ries en su libro The Lean Startup (El método Lean Startup, publicado en 2008), que se refiere a una filosofía o metodología utilizada a la hora de abordar el lanzamiento de negocios y productos.

En la actualidad, empresas como General Electric, Toyota y Comcast utilizan la metodología, así como firmas dedicadas a la consultoría de innovación como Neo, Intuit, Ideo, Idealab, Thoughtworks y Pivotal Labs.

Los orígenes del método se sitúan en la filosofía de producción lean manufacturing. Según esos principios, se considera como desperdicio todo aquel gasto de recursos que vaya dedicado a un objetivo que no sea la creación de valor para el consumidor final. Por lo general la metodología se aplica en el entorno tecnológico, aunque en la actualidad su uso se extendió a empresas de otros ámbitos.

Con los métodos usuales, las empresas comienzan las etapas de desarrollo y el marketing de un producto antes de chequear si efectivamente los supuestos o hipótesis que utilizaron en su planificación estratégica son realmente válidos. Así, el desarrollo podía concluir en la creación de artículos para una necesidad inexistente, lo que conllevaría pérdidas para la compañía.

En cambio, la metodología Lean Startup no tiene como objetivo diseñar planes de negocios, sino que pone el foco en un proceso para descubrir qué artículos o servicios tendrán éxito en el mercado y cuáles no, validando previamente, las hipótesis y presupuestos esgrimidos mediante la experimentación con los consumidores. El objetivo es validar el aprendizaje y para ello es fundamental actuar con rapidez y no esperar a tener un producto perfectamente acabado, ya que cuanto antes sea posible testear las hipótesis de partida con clientes de verdad, antes se sabrá si el enfoque es el correcto o conviene rectificarlo.

De esta manera nace el concepto de producto viable mínimo ( MVP), que no es más que trabajar con una versión sólo con las características fundamentales y que funciona adecuadamente, con el objetivo de maximizar el aprendizaje del negocio, del producto y del mercado. Esto choca frontalmente con el clásico funcionamiento del ciclo de desarrollo de productos tradicional, en el que el orden correcto pasa por todas las fases de creación del producto hasta su lanzamiento y esperar haber acertado en los planteamientos. La nueva forma de trabajar reduce este tremendo gasto ya que desde el primer minuto se trabaja con clientes de verdad logrando extraer así un conocimiento del negocio que de otra forma sería complicado lograr. De esa manera, las startups, por ejemplo, pueden diseñar sus productos o servicios sin necesidad de una gran financiación inicial o grandes gastos para el lanzamiento.

El resumen de esta metodología es sencillo:
• Todo parte de una IDEA que se quiere validar en el mercado: una necesidad orientada a un grupo objetivo
• El primer paso es CREAR un prototipo (el Producto Mínimo Viable) y lanzarlo cuanto antes al mercado
• El objetivo es el de evitar tener que intuir las posibles respuestas del mercado, y MEDIR estos resultados de venta.
• Haciendo esto, es posible APRENDER del mercado con ciclos cortos iterativos (repetitivos) que permiten seguir insistiendo en lo que funciona (OPTIMIZAR el producto) o abandonar lo que no funciona (PIVOTAR, cambiar de estrategia para atacar este mercado).

Con un grado de incertidumbre tan grande como en el que se mueve cualquier startup, es fundamental ser  flexible para saber adaptar el negocio a las realidades del mercado, ya que de nada sirve perseverar en la idea de negocio sino hay capacidad de encontrar clientes que estén dispuestos a pagar por ella. En cambio a lo largo de los experimentos es posible encontrar otros segmentos de clientes, otras utilidades al producto/servicio, otras oportunidades… que pueden reconducir a la Star-up hacia el éxito.

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