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¿Por qué Sánchez no va de economista?

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photo_camera Pedro Sánchez, durante un mitin de la campaña electoral.

España tiene graves problemas económicos -deuda, déficit, paro, desigualdad-, … y el debate político se centra en otros asuntos, de menor importancia. ¿Por qué no se aprovecha Sánchez de todo ello?

Dice la Wikipedia que “Pedro Sánchez Pérez-Castejón (Madrid, 29 de febrero de 1972) es un político y economista español”. Podría parecer algo obvio pero tiene su importancia esta presentación que hace una web de referencia para mucha gente en el mundo que pueda estar interesada en saber quién es Pedro Sánchez. ¿Por qué razón? Por una bien elemental: la Wikipedia lo define no solo como un político, sino también como “un economista español”. Sin embargo, Pedro Sánchez no hace nunca alarde de ello, ni siquiera para plantarle cara a sus adversarios, que no son doctores en economía y a los que, se supone, podría ‘vencer’ al hablar de economía en profundidad.

¿Por qué Pedro Sánchez elude hablar de economía con la hondura que lo hicieron políticos –y economistas– como Enrique Fuentes Quintana, por citar un referente que nadie discutiría, aunque hay muchos más casos? Si le hiciéramos caso al premio Nobel de economía Paul Krugman podríamos extrapolar a España que los economistas estadounidenses suelen quitarle importancia a la función de los presidentes de EEUU, pero –sea o no cierto– no parece que sea esto tan así en el debate público español, donde la economía es tan importante para todos y de manera especial tras la crisis financiera de 2008.

Quienes conocen de cerca de Pedro Sánchez suponen que si no habla de economía a fondo, hasta centrar su discurso político en la economía, es porque no quiere ser percibido por la opinión pública como un economista, sino como un político.

¿Por qué será? En la política española suele aplicarse una regla no escrita según la cual el ministro de Economía suele ser alguien muy importante –a veces con rango de vicepresidente– pero nunca tan importante como para hacerle sombra al presidente, que casi siempre ha sido político y licenciado en Derecho. Así sucedió con Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Solo Leopoldo Calvo Sotelo no procedía del mundo del derecho, ya que era ingeniero. Dicho de manera coloquial: los políticos mandan sobre los economistas, que tienen una gran influencia e incluso capacidad de gestión y mando sobre otros ministros pero que no deciden las estrategias, algo exclusivo de los presidentes.

Pedro Sánchez es, por tanto, el primer economista que preside el Consejo de Ministros, a la vez que dirige el PSOE, y sabe –tal vez mejor que nadie– la importancia que tiene, en clave interna, ser político antes que economista. Lo fue aprendiendo desde que empezó su carrera en Ferraz como ayudante, entre otros, del economista Jordi Sevilla. Y por eso mismo Pedro Sánchez quiere ser político.

En su entorno hay un segundo análisis a este respecto: si habla de economía con rigor no podría ser tan coloquial, y como no es precisamente una persona cálida, sino más bien fría, perdería gancho electoral. Le conviene hablar como los que no son economistas.

Sean o no ciertas todas estas interpretaciones, lo que resulta menos discutible es que el debate político no sale ganando. España tiene problemas económicos muy graves –deuda, déficit, paro, desigualdad, precariedad, …– y el debate político se centra en otros asuntos, de menor importancia, y lo que es peor, en insultos y denuncias, que podrán amenizar la campaña electoral pero no sirven para resolver los problemas de la gente. ¿O no, doctor Sánchez?

@J_L_Gomez

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