La periodista presentará hoy, a las 20,15 horas en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, dentro del Foro La Región, el libro "El crimen de León
La periodista Ángela Domínguez presentará hoy, a las 20,15 horas en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, dentro del Foro La Región, el libro "El crimen de León. Los 250 pasos hacia la muerte de Isabel Carrasco", del que es coautora con la también periodista Isabel Bajo. Domínguez reconoce que era "arriesgado" escribir el libro antes del juicio, pero subraya que "todo lo que se cuenta está basado en el sumario, investigación, entrevistas, recuerdos y hechos contrastados".
¿Le sorprendió algún descubrimiento?
Sí, en relación con el crimen, el cúmulo de anomalías, de irregularidades que se cometieron durante la investigación policial, tantas que llegué a la conclusión de que no podía ser un ejercicio de torpeza. Creo que toda la investigación policial apesta a corporativismo y a presión política. Había mucha prisa por cerrar el caso cuanto antes, y que todo se limitara a tres mujeres y no se viera alguna otra conexión que vinculara a la policía, ni implicara al Partido Popular. Las dos mujeres han sido presentadas como una especie de enajenadas y eran militantes del partido y la historia se desarrolla en el seno del PP. Creo que no se quería que saliera a relucir el espíritu cainita y conspirativo que se vivió durante tantos y tantos años en el Partido Popular.
¿Ha resultado difícil escapar del morbo?
Pues supongo que sí. Creo que lo que llega a fascinarte, de manera perversa, es que estamos ante un crimen que no tenía que haber ocurrido, que no estamos ante las causas habituales que producen esa obcecación por matar. Aquí no hay ni desesperación, ni ira, ni marginalidad, ni pobreza, ni pasiones siquiera. Es un crimen frío, calculado, de la buena sociedad. Es un crimen casi gratuito.
¿Por qué se llega entonces a este desenlace?
Mi tesis es que hay un móvil extraordinario: la ambición truncada de Triana, en la expectativa política y laboral de la Diputación, que también es la de Montserrat. Entre ellas hay un binomio malsano que finalmente genera un odio tan frío y obcecado que durante dos años pergeñan y van acumulando la ira necesaria para cometer un asesinato que es presentado como una ejecución. Es todo tan raro.
La imagen de esa situación insostenible que vivía Triana, ¿la descarta?
Sí, totalmente, con el juicio ha quedado aún más demostrado. Ellas hablaron de una persecución laboral, lo del episodio sexual vino más tarde y creo que es una gran mentira que quería dar más morbo al caso. Todo es parte de su artificiosidad y de buscar de alguna manera la compasión o la simpatía de la gente. En realidad, Triana Martínez no fue despedida, sino que no había superado unas oposiciones y había entrado en la Diputación por la cara. Estamos ante gente acomodada con posibilidades de remontar su vida.
¿Qué despertaba Isabel Carrasco?
Era más temida que querida y además sabía coleccionar enemigos: Donde más tenía era en su propio partido y en las esferas empresariales de la ciudad. Era muy combativa, con poses muy tiránicas,y nunca aprendió la otra cara de la política, la capacidad de renunciar a batallas inútiles, de maniobrar.
¿Cuál ha sido el papel de Raquel Gago?
Ese es el enigma. Tengo la convicción de que esta mujer está implicada en el caso, pero no entendemos porqué lo hizo. ¿Tú te embarras en algo así por una amiga? Eso sólo sería posible si hubiera algo más que amistad, alguien llega a ese nivel de implicación cuando se trata de tu pareja. Ellas dos lo han negado. Creo que es posible que tengan una relación emocional que ni ellas reconocen.
