La transición energética en el sistema eléctrico español será el asunto principal de la conferencia que Javier Guerra, director general de Tecnatom, protagoniza hoy a las 20,15 horas en el Centro Cultural Marcos Valcárcel. Guerra defiende que las centrales nucleares pueden jugar un importante papel en la lucha contra el cambio climático.
¿Cuál es el futuro de la energía nuclear?
Las grandes potencias, como Francia, Inglaterra o EE.UU, han apostado por una mezcla de energía renovable y nuclear. Mientras, en España el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima establece que entre 2027 y 2035 se cerrarán los siete reactores que quedan.
¿Por qué ocurre esto en nuestro país?
Hay una polarización alrededor de lo nuclear que habría que separar del sector. No tiene lógica que el gobierno de Zapatero ideara el proyecto del almacén de residuos en Villar de Cañas (Cuenca) y ahora sea el mismo PSOE el que lo cancele. Es un tema político: si le preguntan a los vecinos, quieren el proyecto porque supone puestos de trabajo. Las decisiones se deben tomar por criterios científicos, dejando fuera a la ideología. La riqueza y competitividad de un país depende de su sistema energético.
¿Tiene la gente una mala percepción la energía nuclear?
Afortunadamente, está dejando de ser un tema tabú, pero hay un problema de falta de información. Cuando se explica que las centrales no emiten CO2, las opiniones pasan a estar a favor. Todos los años mueren 7 millones de personas por culpa de la contaminación atmosférica, y en Finlandia el movimiento es pronuclear. Entienden que ante el reto gigantesco que supone la emergencia climática, cuando ya solo renovar el parque de automóviles supera el PIB anual español, eliminar la energía nuclear es un disparate.
¿Son fundamentales las centrales?
Claro, entre otras razones, porque su respaldo es clave para garantizar el suministro continuo. Otras fuentes de energía son intermitentes y no producen de noche o cuando no hay viento, tenemos reservas de gas para unas pocas semanas y el sistema se debe concebir pensando en la posibilidad de una crisis. Además, los reactores son cada vez más eficientes y seguros. Cualquier incidente se analiza a nivel mundial para aprender de los errores.
La radioactividad asusta a la opinión pública.
No debemos olvidar que la vida en la Tierra es posible gracias a que su núcleo es radioactivo, e incluso los plátanos tienen potasio radioactivo, aunque solo sería peligroso si tomaras millones. Pues la dosis de radioactividad que supone vivir en la puerta de una central es inferior a la que supone comer un plátano.
¿Y en cuanto a la gestión de los residuos nucleares?
Está resuelta. En España, los propietarios de las centrales pagan tasas anuales a la empresa pública que los gestiona, Enresa. Para los residuos de larga duración tenemos almacenamientos geológicos profundos, ubicados en formaciones inalteradas durante millones de años. Y, además, se están probando prototipos de reactores cuyos residuos perduran solo unos 200 o 300 años, en lugar de miles.
¿Podría lograrse la fusión en el medio plazo?
Se está desarrollando en Francia un proyecto internacional que espera lograrlo en 2050, y estoy convencido de que los tendremos incluso antes. Hay quien defiende que es el santo grial de la energía.
