Samuel Vázquez: “Los que se llaman progresistas no quieren un centro de menas cerca de casa”

Samuel Vázquez es policía y criminólogo y un férreo defensor de un cambio necesario en el modelo policial español. Es fundador y presidente de la asociación Una Policía para el siglo XXI, que se define como un colectivo “para el desarrollo de un nuevo modelo policial que sirva y proteja a las personas, no a la estructura de poder”. En los últimos meses, Vázquez se hizo más popular en foros sociales y tertulias tras ser expedientado por la Dirección General de la Policía, tras unas declaraciones sobre el índice de criminalidad y el valor de los delitos. Vázquez es el protagonista del próximo Foro La Región, el 17 de febero a las 20,30 horas en el centro cultural Marcos Valcárcel. El policía protagoniza una conferencia titulada “Europa en guerra contra el crimen”. La entrada es libre hasta completar aforo, aunque los espectadores que deseen pueden inscribirse con antelación en foro.laregion.es. Además, la charla se retransmitirá en directo en la web de La Región. ¿En qué consiste una policía del siglo XXI? Es una asociación civil que lleva años avisando de que en Europa se ha impuesto una nueva realidad criminal y que nuestros modelos policiales y nuestras políticas criminales no están preparados para combatirla. No sólo hacemos la denuncia, sino que proponemos un plan para cambiar las cosas. ¿De qué siglo es entonces la de España? Del siglo pasado. Nuestro modelo policial nació en los años 80 y desde entonces no se ha tocado. Nació con la prioridad de proteger la estructura de poder, que en aquel momento era la democracia, pero hoy esa prioridad ya no existe, a pesar de eso todo se sigue dirigiendo a proteger esas estructuras de poder, hoy atomizadas, y los discursos políticos. A nivel operativo es un modelo diseñado para enfrentarse al Vaquilla y al Torete, pero ese tipo de delincuentes ya están muertos. Hay grupos centrales punteros, pero son tan poco numerosos que sólo hacen unas pocas grandes operaciones, que también sirven de propaganda política en términos de imagen. A nivel de comisarías y cuarteles seguimos estando en los años 80, pero la delincuencia ya no. ¿Cuáles son los principales problemas de la policía española? Los de todas las policías europeas, la priorización de la perspectiva política sobre la profesional. El ministro, el secretario de Estado, el director general o los delegados y subdelegados del Gobierno no son policías de élite, son políticos de carné, y por lo tanto no protegen ciudadanos con sus estrategias, protegen al partido. ¿Cree que se ha perdido el respeto por los cuerpos de seguridad del Estado? Sí; es la segunda fase de las cuatro en las que dividimos la degradación criminal de Francia o Suecia: la democratización de la autoridad. Enfrentarse al crimen en los niveles actuales tiene coste político, ya que hay que usar mucha más violencia que los criminales. Nadie quiere asumir ese coste porque supone perder la poltrona. La delincuencia no es democrática y por lo tanto no existe una aproximación democrática al delito. La democracia es cuestión de masas y mayorías, la delincuencia no. ¿Qué tan malo es el índice de criminalidad en España? Un engaño masivo diseñado para que el subdelegado de Gobierno de turno tenga un discurso triunfal que vender aunque todo a tu alrededor se derrumbe y el barrio en el que creciste ya no sea el barrio donde van a vivir tus hijos. El índice es un sumatorio de todos los delitos, donde todos cuentan uno. Así que si haces descender un dos por ciento los hurtos, que son decenas de miles, por mucho que suban las agresiones sexuales y los robos con violencia, el índice siempre te dará negativo. ¿Por qué asocia la inmigración y la delincuencia? No es la inmigración, son los procesos de inmigración ilegal desbordada. Y no la asocio yo, la asocia la realidad. En todos los países donde se han dado procesos de inmigración ilegal desbordada, estos, han coincidido en el espacio y en el tiempo con el aumento exponencial de la criminalidad violenta. No son opiniones, son hechos. Ahora podemos hacer dos cosas: enfrentarnos a la realidad y tratar de mejorarla o negarla y dejar que nos pase lo mismo que a Francia o Suecia. Si hubiese menos inmigración, ¿habría menos delincuencia? Si no se promoviesen procesos de inmigración ilegal descontrolados para beneficio de mafias, y élites económicas y políticas; sí. Pero ya te digo que esto no es una opinión, es un hecho. Y este hecho no tiene nada que ver con la nacionalidad o la raza, sino con el origen y cultura, que condicionan todos los usos sociales. Nosotros no estamos como en Francia porque nuestra primera oleada no fue desbordada y además procedía de Hispanoamérica, hermanos con los que compartimos religión, lengua, cultura... ¿Cree que se está deshumanizando y estigmatizando a los menores no acompañados? No, se está deshumanizando a sus víctimas y se está estigmatizando a quienes denuncian ese proceso. Un Mena no es un delincuente per se, pero tiene una potencialidad para alcanzar ese estadio muy superior a otro tipo de menores, condicionado por sus circunstancias; y a eso hay que enfrentarse desde una perspectiva profesional y con valentía. Ni siquiera las personas que en mayor medida se autodenominan progresistas quieren un centro de Menas cerca de su casa. ¿Por qué? Hay que tener valor para responder a esa pregunta, y no todo el mundo lo tiene. Como policía y criminólogo, ¿qué lleva a una persona a la delincuencia? Es algo multifactorial. Hace 50 años la clase social y la capacidad socioeconómica eran factores preponderantes; hoy ya no. Hoy hay otros y hay que estudiarlos todos aunque vayan en contra de tus dogmas políticos. ¿Hay un problema político con la policía? Los políticos son el gran problema de la Policía. Usted ha sido expedientado recientemente por criticar la delincuencia extranjera. ¿Qué cree que hay detrás de esta sanción? Por criticar la acción del gobierno en materia de seguridad en su conjunto en realidad, y detrás de esa acción hay una intención: nadie discute el mensaje y pobre del que discuta el mensaje. ¿Cambiaría algo de lo que dijo entonces? Ni una coma; Juan Pablo II dijo que la verdad hay que defenderla hasta el final, aunque volvamos a ser sólo 12.