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A prisión por echar gasolina a los empleados de un banco, en Vigo

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photo_camera La tentativa de asalto de la sucursal tuvo lugar en agosto del 2013.

Los hechos tuvieron lugar sobre las 14 horas del 30 de agosto de 2013 

La acusada de rociar con gasolina a los empleados de una sucursal bancaria en Chapela, que pretendía asaltar, aceptó ayer un año y nueve meses sin ingresar en prisión siempre y cuando no cometa ningún otro delito en los próximos tres años.

Al acuerdo se llegó entre las partes sin que se llegase a celebrar el juicio que estaba previsto en el juzgado de Penal 1. El fiscal había solicitado para la imputada tres años, a la que acusaba de un delito de robo con intimidación en el grado de tentativa.

Los hechos, según el escrito fiscal, tuvieron lugar sobre las 14 horas del 30 de agosto de 2013, cuando M.C. accedió al interior de la oficina de una entidad bancaria situada en la avenida de Vigo de Chapela, en Redondela. 

La acusación pública sostenía que  sacó de su bolso una botella plástica que contenía gasolina y roció con ella a tres trabajadores y varios clientes de la sucursal. A continuación, sacó otro bote, roció el suelo con gasolina y enseñó un mechero al tiempo que decía “abrir cajas, prender fuego”.

Pese a las amenazas, resultó que las cajas que contenían el dinero no se abrían, así que finalmente, la asaltante desistió en su intento y abandonó el lugar sin que se produjeran finalmente, daños personales.

Durante su huida, la mujer se deshizo de un gorro, un mono blanco y unos guantes, los cuales fueron intervenidos por la Policía, así como los recipientes y gasolina empleados para cometer el delito.

El cajero de la entidad salió corriendo detrás de la mujer pero se le perdió la vista, aunque los testigos pudieron verle su melena cuando se quitó el gorro y gracias a las huellas de la botella que había arrojado en la entidad, la Policía pudo identificarla y detenerla después.

En su día, los testigos del asalto aseguraron que llegaron a pesar que lo sacó no era un mechero sino una pistola, ya que se trataría de un encendedor de cocina de grandes dimensiones y tampoco lo relacionaron con un asalto al uso, pues la mujer no llegó a tocar el dinero que se encontraba en el mostrador. De hecho, los afectados llegaron a vincularlo con algún tipo de acto reivindicativo. Pese a las escenas de temor, la situación se solventó sin ningún dinero sustraído y ningún empleado ni cliente herido en el robo. 

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