La mayor retención del año ya tiene fecha: ayer, entre las cuatro y media de la tarde y más allá de las seis y media resultaba prácticamente imposible circular por la Autopista del Atlántico (AP-9)entre Vigo y Pontevedra a causa de un grave accidente a la altura de Chapela en dirección hacia el puente de Rande. Las colas se prolongaron hacia el centro de Vigo y también por el ramal de la AP-9 hacia Peinador durante varios kilómetros.
El siniestro resultó brutal pero se saldó sin heridos. Testigos presenciales indicaron que el coche, conducido por un ciudadano alemán, circulaba por el carril de la derecha cuando se encontró con una grúa de averías en carretera en el arcén. Para esquivarla, dio un volantazo que le hizo colisionar con un camión de gran tonelaje en un momento en que había un tráfico muy denso. El turismo quedó destrozado, pero su ocupante pudo salir milagrosamente ileso. Ni se lo creía él mismo ni Emergencias ni las asistencias médicas que llegaron más tarde y que se limitaron a confirmar que pese a la virulencia del choque no había víctimas.
En cambio, a partir de ese momento hubo retenciones kilométricas en dirección a Pontevedra desde el kilómetro 50 de la citada vía, junto al desvío a Teis y Chapela. La cola alcanzó el centro urbano y taponó los accesos principales, que quedaron bloqueados. Lo mismo ocurría desde la entrada por el alto de Puxeiros. Aunque el tráfico fue poco a poco normalizándose, durante dos horas la autopista se convirtió en una auténtica trampa para los miles de coches atrapados, que con dificultades consiguieron pasar el punto en el que se produjo el accidente. Se dio la doble circunstancia de que la zona de la colisión es una de las más estrechas del tramo metropolitano de la Autopista del Atlántico y que a la hora en que se produjo había una circulación muy intensa. Por este tramo pasan a diario alrededor de 60.000 coches.
En la misma autopista, a la altura del puente de Rande pero en dirección a Vigo, se produjo también otro accidente apenas diez minutos después con la salida de la vía de una furgoneta en la que no hubo daños personales.
Los accidentes se sucedieron durante todo el día y también alcanzaron a la autovía A-55 Vigo-Porriño,donde a causa de la lluvia se produjo una colisión que también originó otra fuerte retención. En este caso se trataba de un turismo que impactó con la mediana, con heridos leves.
En cambio, a partir de ese momento hubo retenciones kilométricas en dirección a Pontevedra desde el kilómetro 50 de la citada vía, junto al desvío a Teis y Chapela. La cola alcanzó el centro urbano y taponó los accesos principales, que quedaron bloqueados. Lo mismo ocurría desde la entrada por el alto de Puxeiros. Aunque el tráfico fue poco a poco normalizándose, durante dos horas la autopista se convirtió en una auténtica trampa para los miles de coches atrapados, que con dificultades consiguieron pasar el punto en el que se produjo el accidente. Se dio la doble circunstancia de que la zona de la colisión es una de las más estrechas del tramo metropolitano de la Autopista del Atlántico y que a la hora en que se produjo había una circulación muy intensa. Por este tramo pasan a diario alrededor de 60.000 coches.
En la misma autopista, a la altura del puente de Rande pero en dirección a Vigo, se produjo también otro accidente apenas diez minutos después con la salida de la vía de una furgoneta en la que no hubo daños personales.
Los accidentes se sucedieron durante todo el día y también alcanzaron a la autovía A-55 Vigo-Porriño,donde a causa de la lluvia se produjo una colisión que también originó otra fuerte retención. En este caso se trataba de un turismo que impactó con la mediana, con heridos leves.
