GALICIA

Una acusada y víctima declara que hubo abusos y exorcismos en la orden migueliana

El líder migueliano negó todas las acusaciones.
photo_camera El líder migueliano negó todas las acusaciones.

La que fuera fiscal de la Orden y Mandato de San Miguel relató que MIguel Rosendo la sometía a prácticas sexuales, algunas grupales para “purificarnos y sacarnos los demonios”

 

 Dolores E., exmiembro de la cúpula de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel  confirmó ayer los abusos sexuales practicados por el líder de esta presunta secta, Miguel Rosendo, con adeptas para “purificarlas” y “sacarnos los demonios”.

La mujer, que ejercía como fiscal de la orden, responsable de velar  por que se cumpliesen los estatutos de la asociación de fieles, compareció ayer en la vista oral del juicio, en el que está acusada por la Fiscalía de asociación ilícita y se enfrenta a una petición de dos años de cárcel.

Según relató ante el tribunal de la Audiencia de Pontevedra, ella es también una de las víctimas de los episodios de exorcismos, abusos sexuales -incluso de carácter colectivo- y trato denigrante que sufrían las integrantes de la organización por parte de Rosendo.

Durante su comparecencia, que se prolongó más de cuatro horas,  Dolores E. -que interrumpió su declaración en varios momentos por las lágrimas- relató de manera explícita los abusos sexuales a los que, según reiteró, la sometió el líder de los miguelianos para purificarlas, escenas que  calificó como “muy duras” y que habría sufrido desde 2008.

“Lo único que fui capaz de hacer es llorar”, explicó ante la sala, reconociendo que si no denunció estos supuestos abusos es porque a Rosendo “le tengo mucho miedo”, dijo.

Preguntada sobre que, al inicio de la instrucción, negara estos abusos y ahora haya cambiado su versión, la mujer  señaló que optó por mantener el “pacto de silencio que todos teníamos asumido” y que, tras sincerarse con su marido, decidió denunciarlo para “no quedar atrapada” en lo sucedido.

 Describió además la “seducción” que Rosendo ejercía sobre las integrantes de la orden, ya que al llegar a sus manos desde una situación de vulnerabilidad, ha dicho, “te genera una deuda moral desde el minuto uno”, hasta que esa alegría se convierte, según añadió, “en miedo, terror y pánico hacia su persona”.

Además de los abusos, la exdirectiva de la orden aseguró  que Rosendo practicaba exorcismos con las consagradas “para quitarnos los demonios” o que tenía “normalizadas” conductas denigrantes hacia ellas.
Acerca de su propio papel como fiscal de la Orden,  y como acusada  aclaró que ella no daba "reprimendas" sino que lo que hacía era "correcciones fraternas".

Igualmente, ha negado haber proferido insultos o amenazas. Corroboró que se guardaron uñas, pelas y muestras de sangre de Rosendo como reliquias pero negó que hubiera sido por orden del obispo o sacerdotes y que él lo fomentaba en parte.

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