El Parque Arqueológico de Arte Rupestre de Campo Lameiro pretende ser un espacio de ocio inteligente. Es un viaje largo en el tiempo para poder conocer como vivían los hombres y mujeres que sabían como interpretar los símbolos estampados en las r

Campo Lameiro: la tierra que tiene su historia grabada en las piedras

Recreación de un poblado prehistórico en el Parque Arqueoloógico de Campo Lameiro. (Foto: m.v.)
Los matrimonios sin hijos que quisiesen tener descendencia habían de copular en la Pedra da Serpe en la noche de San Juan y llevar, como ofrenda a la serpiente, una taza de leche'. Así lo cuenta la leyenda y así lo han transmitido los más viejos del lugar a quienes ahora se acercan a los montes de Campo Lameiro en busca de esa piedra. Esa roca es una de los ochenta petroglifos catalogados en el Parque Arqueológico de Arte Rupestre que esta semana abría sus puertas en el corazón del Lérez, en Pontevedra.
Además de inspirar relatos misteriosos, los petroglifos son señas de la identidad gallega que tienen sus orígenes cuatro milenios antes de que Galicia fuese Galicia y que los gallegos ocupasen este territorio. Su estudio permite acceder a alguna de las más antiguas narraciones de la prehistoria del noroeste peninsular. Figuras, estilos y técnicas se han ido acumulando durante varios milenios y esa cronología de los símbolos esculpidos en granito admite siempre discusión e interpretación, pero los investigadores coinciden en que la mayoría de los grabados gallegos tienen su origen en el Neolítico Final y la Edad de Bronce, más dos milenios antes del nacimiento de Cristo.


DIFÍCIL SUPERVIVENCIA

'Lo que conocemos hoy puede ser la milésima parte del original. El hecho de que estén grabados en piedras lo conduce a una difícil supervivencia porque la cantería, la erosión y el paso del tiempo han jugado en su contra', explica Antonio de la Peña, conservador de fondos arqueológicos del Museo de Pontevedra. 'Todas las culturas hicieron grabados al aire libre, pero los petroglifos gallegos tienen una iconografía diferente. Es un fenómeno singular; hay matices que los hacen únicos'.

Los más frecuentes en estos lares son los de cazoletas y combinaciones circulares, pero en las rocas gallegas también se conservan otros con diseños figurativos: ciervos, caballos, figuras humanas, ídolos y representaciones de armas. Las más complejas combinan escenas del comportamiento animal, de equitación, caza o guerra.

La Laxe dos Carballos es el mejor ejemplo en Campo Lameiro. Dominan las figuras animales sobre los diseños geométricos; algunos son cuadrúpedes que los expertos no consiguen identificar, pero otros no pasan desapercibidos ni para los más profanos en la materia: son ciervos machos con una poderosa cornamenta. Uno de ellos lleva seis lanzas clavadas, que se distinguen entre los diseños circulares y figuras geométricas que cubren esta roca de gran tamaño.

Los petroglifos que tienen como protagonistas a los grandes ciervos refuerzan la idea de dominio del hombre sobre la naturaleza. Una escena de caza con animales lanceados y con heridas es interpretada por los expertos como una expresión del sometimiento por el hombre de los aspectos más salvajes de la naturaleza. Esa caza de grandes ciervos representa el prestigio y la relevancia social antes que una actividad económica; y así se puede constatar también en otros focos rupestres europeos.

'Se combinan dos tipos de motivos: los geométricos (esferas, espirales, etc) que son idénticos a otros localizados en las islas británicas. Lo que ocurre es que nosotros le añadimos a ese repertorio geométrico una serie de elementos figurativos (animales, cazadores, seres humanos, armas,...) que son los que lo diferencia de otras figuras de arte rupestre', añade Antonio de la Peña. 'Podrían recurrir a pintura, pero optaron por esculpir la piedra. Tenían que tener una necesidad enorme de grabar con otra piedra. Empleaban mucho tiempo y realizaban grandes esfuerzos porque tenían un afán por mantenerse en el tiempo'.

La abundancia de rocas de granito favorece su elección como soporte para grabar los petroglifos. El Outerio dos Cogoludos, un gran panel salpicado de motivos geométricos, es un paradigma de la creación de nuestros antepasados de Bronce. Conocían las propiedades del granito, diferenciaban los diversos tipos y evaluaban su dureza antes de decidir cuales serían utilizados como lienzo. Y después, no sin un enorme esfuerzo, estampaban las figuras con rocas de cuarzo que recogían en las proximidades.

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