Carral y Cambre, inmersos en una tristeza abrumadora

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photo_camera Varios vecinos del concello coruñés de Carral, el pasado lunes. (EFE)

A los vecinos de Cambre y de Carral les resulta difícil explicar el sentimiento de pérdida de sus seres queridos sin que el llanto revele el dolor y la pena

A los vecinos de Cambre y de Carral les resulta difícil explicar el sentimiento de pérdida de sus seres queridos sin que el llanto revele el dolor y la pena, la tristeza abrumadora que hoy comparten tras amanecer sin siete de sus vecinos tras el fatal accidente del Rally de A Coruña.

Ana y Miguel, Laura, Marcos, Sandra y Aroa, Uxía. Son las siete víctimas mortales de una carrera de velocidad que el pasado sábado apuró el adiós de familias enteras rotas para siempre.

"Los vecinos lloramos ahora, mañana, pasado, pero las familias lo harán seguido", dice Amalia, que regenta una panadería en Carral, y su entereza se desmorona cuando recuerda lo sucedido con una "tristeza indescriptible".

Este pueblo coruñés despidió ayer a tres vecinos, Marcos, Sandra y Aroa, madre e hija, y hoy enterrará a Uxía, de tan solo diez años.

Amalia, que ha abierto su tienda temprano, asegura que todos sus clientes han amanecido "mal", con "un sentimiento de tristeza tremendo y mucha pena".

Un sentimiento "abrumador" compartido por todas las parroquias de Carral, en Tabeaio, donde centenares de personas despidieron con un emotivo silencio a Sandra y a su hija Aroa, y en Sumio, donde ya descansa Marcos.

La "desolación" también ahoga en la villa de Cambre, porque Ana y Miguel, la pareja que esperaba un bebé, y la joven Laura, eran "conocidos de toda la vida", explica María en una cafetería del centro de Cambre, donde esta mañana "todo el mundo hablaba de lo mismo". De una tragedia insuperable.

En las inmediaciones de la iglesia de Paleo, en Carral, pasadas las siete y media de la tarde del sábado, uno de los más de 130 coches que participaban en el rally arrolló a una veintena de personas, de las que hirió a dieciséis y causó la muerte de otras seis y una más al día siguiente.

El piloto, Sergio, vive también "destrozado" por la tragedia que causó y de la que no se dio cuenta hasta que se bajó del Peugeot 206 que conducía y que se salió de la carretera tras una curva.

El rally contaba con todos los seguros y permisos administrativos que se exigen a este tipo de pruebas, según la Federación Gallega de Automovilismo, que señala que, "a pesar de la adopción de estrictas y exigentes medidas de seguridad, en ocasiones se dan situaciones imprevisibles de peligro que pueden dar lugar a accidentes muy graves, como el sucedido".

Los organizadores de la escudería One Seven han confesado estar "completamente rotos" por la que es ya la mayor tragedia del deporte español.

El Gobierno considera que, "a la vista de lo sucedido, algo habrá que hacer", y el Consejo Superior de Deportes cree que este accidente "debe ser un acicate" para evitar que sucedan más en el futuro.

La Federación Internacional de Automovilismo ha convocado una reunión mañana en Ginebra (Suiza) con el objetivo de "revisar los recientes trágicos accidentes que han ocurrido y evaluar cualquier posible medida para apoyar y fortalecer los esfuerzos de los organizadores con respecto a la seguridad, tanto de los espectadores como de los pilotos".

El Juzgado de Instrucción número 8 de A Coruña, que sigue la investigación de este caso, no tiene previsto tomar hoy declaraciones por lo sucedido.

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