GALICIA

El Choko vigués que hizo famoso el Rey

Alfonso Otero es el presidente y Alberto Bartolomé el secretario del Choko vigués, que tiene 52 años, su nombre oficial es Asociación de Amigos de la Buena Mesa.
photo_camera Alfonso Otero es el presidente y Alberto Bartolomé el secretario del Choko vigués, que tiene 52 años, su nombre oficial es Asociación de Amigos de la Buena Mesa.

La sociedad gastronómica lleva en el mismo local de Ronda de Don Bosco desde 1965 reuniendo a empresarios, artistas y todo tipo de profesionales que tienen en común que les gusta cocinar y comer

 

Hace unos días se hizo viral un vídeo que corrió por las redes sociales en el que se veía al Rey Juan Carlos con otros acompañantes en la Ronda de Don Bosco y alguien decía, “van al Choko”. Y así fue, en la sociedad gastronómica viguesa cenaron un grupo de personas esa noche entre los que estaban el Rey emérito, la tripulación de su barco y directivos de la asociación.
Los "txokos", que así es su nombre original, son sociedades gastronómicas muy extendidas en el País Vasco y Navarra. En Vigo también hay una desde 1965 y que escribe su nombre a la gallega, explican sus directivos, “Choko”.

“Con la llegada de Citroën a Vigo empezó a nacer un tejido industrial y empresarial en la ciudad y esos empresarios se reunían para charlar y comer, así nació el Choko”, explica Alfonso Otero, que lleva un año al frente de la Asociación de Amigos de la Buena Mesa, que así es su nombre oficial.
Fueron los hermanos Ezpeleta, conocidos industriales vigueses, los que dieron forma a las reuniones informales, por su procedencia vasca.
Hoy son 84 socios, todos hombres (ya han comentado entre ellos lo de la entrada de mujeres), entre los que están artistas como Antón Pulido, el editor Bieito Ledo o el diseñador Gene Cabaleiro junto a profesionales y empresarios de todos los sectores.

Una nueva generación de socios se han puesto al frente de la sociedad con Alfonso Otero como presidente y Alberto Bartolomé como secretario (son siete miembros), que sucedieron a una directiva encabezada por el abogado Alberto Viejo. “La sociedad se ha ido rejuveneciendo en los últimos años y entrando nuevos socios”, explica el presidente. La forma de entrada es la presentación por parte de otro socio, así que siempre son amigos o familiares.

“Buscamos que se involucren en la sociedad y que tengan gusto por cocinar”, explica Alberto Bartolomé.
Se dividen en varios grupos, los de los martes, los de los miércoles y los de los jueves, que se reúnen para cocinar y comer, “cuando hay un festivo en la semana o en verano, no se hacen esas cenas”, precisa el secretario. El resto de días se reservan para ir con familia o amigos, ahí sí ya hay mujeres. La única condición es que siempre haya un socio en la comida, que será el responsable de ese día. En Fin de Año organizan una jornada de puertas abiertas a mediodía. Pero también otras actividades como visitas a empresas, fábricas o bodegas.

Además del Rey, muchos invitados ilustres han pasado por las instalaciones del Choko vigués, como Moncho Borrajo o Superpiñeiro. “Cocinar es la excusa y hay una regla no escrita, que no se habla de política, de religión, ni de fútbol”, explica Alberto Bartolomé.

El local que ocupan desde 1965, en un callejón detrás de la cervecería Juakina, tiene lo justo: una amplia cocina con todo tipo de utensilios y una larga mesa llena de sillas para los comensales. Están de alquiler desde entonces. “En el Pais Vasco los socios tienen participaciones y son dueños de una parte proporcional del local”, precisan.

Las comidas son de lo más variadas desde las más tradicionales hasta una sesión de cocina japonesa que tuvieron hace poco.

Para organizarse llevan una agenda en la que se van anotando las cenas previstas y en esta época del año está especialmente llena. Los socios pagan 20 euros al mes y luego 2 euros por comensal en cada comida que se realice para el mantenimiento y elementos comunes o algunas cosas como el aceite. Allí siempre tienen cerveza y vino, pero eso se paga aparte. Además, cada uno lleva lo que va a cocinar. Una vez concluida la comida recogen y una persona de limpieza pasa al día siguiente. El socio responsable de la comida es el encargado de dejar el dinero en un sobre cerrado. 

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