GALICIA

Del CHUAC a Gaza en plena pandemia para operar a 11 personas en 72 horas

photo_camera Diego González en quirófano.
Diego González ha conseguido ser el primero del mundo en entrar en época covid-19 en Gaza e Israel para llevar su novedosa técnica para operar el cáncer de pulmón
Diego González Rivas es un prestigioso cirujano gallego que ha conseguido ser el primero del mundo en entrar en época covid-19 en Gaza e Israel para llevar su novedosa técnica para operar el cáncer de pulmón, conocida como uniportal VATS, que consiste en realizar una incisión de solo tres centímetros para extirpar un tumor maligno.

González Rivas (A Coruña, 1974) es cirujano torácico en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña y tiene el récord, entre todas las especialidades médicas, de haber operado en más países del mundo, un total de 112.

Pero su experiencia este pasado fin de semana en Gaza ha sido la más tensa que ha vivido. Para completar su incursión en una de las zonas más calientes del planeta ha tenido que pasar trepidantes vivencias de infarto y encajar varios milagros concatenados para conseguir operar a 11 personas con diferentes patologías pulmonares y salvar además la vida de un herido de bala que no estaba previsto en el guión.

"Ha sido de película, en serio", ha reconocido a Efe el doctor González Rivas minutos después de llegar a su casa en A Coruña, y contar parte de su particular relato de "Misión Imposible" a través de la red social Instagram.

La epopeya del cirujano gallego comenzó en Kuwait, en donde se encontraba en uno de sus múltiples viajes por el mundo con el que enseña a otros galenos a operar con su revolucionario método; desde Kuwait no podía emprender viaje a Israel, por lo que tuvo que burlar el acceso viajando previamente a Dubai.

"Conseguí embarcar en el último minuto", literal, subraya González Rivas, ya que "para viajar a Israel hay que tener una carta especial que se pide ahora y que no sabía que había que tener".

El médico gallego tenía programado un viaje en misión humanitaria, organizado por Médicos por Derechos Humanos (PHR), que estuvo en el aire "hasta el último minuto, tanto es así que pensé que no iba a hacer el viaje porque la misma mañana en que viajé me denegaron el permiso", relata.

Tras lograr embarcar, el viaje de película de Diego González Rivas solo acaba de comenzar ya que "si normalmente es difícil entrar allí, ahora Gaza es casi imposible porque está infestado de covid". El médico gallego describe el escenario que se encontró como un "Walking Dead", y explica a Efe que tuvieron que abrir un hotel solo para él y para el cirujano que le acompañaba para poder descansar.

"Ir por la calle en Gaza es terrible, encontrarte con un panorama desolador, un desierto, porque se trata de una ciudad con una de las mayores densidades de población del mundo y no te encuentras con un alma, porque todo el mundo está confinado en sus casas, a pesar de que la gente vive del día a día", narra con asombro.

En el hospital palestino estaba previsto que operase a diez pacientes, pero solo pasó al quirófano la mitad ya que los otros cinco "habían dado positivo en la prueba de la covid, lo que indica el alto índice de población que está afectada por la enfermedad en este momento", lamenta.

"Entre operación y operación tuve que salir corriendo del quirófano porque entró un herido de bala al que tuve que abrir y operar al momento porque se moría, estaba sangrando, y le salvé la vida", cuenta el médico español, que además operó a un niño de una complicada patología, que precisará un trasplante pulmonar.

Este domingo, González Rivas emprendió el viaje de vuelta de Gaza a Israel. Los militares le tuvieron varias horas al borde de una verja "llena de alambradas". En Jerusalén le esperaban sus colegas para operar a otros cinco pacientes.

Mientras revisaban una y otra vez el pasaporte del médico español, este volvió a echar la cuenta atrás para ver la forma de pasar la frontera antes de que cerrase; los minutos volvieron a precipitarse hasta que González Rivas consiguió comprar un billete de avión a Atenas para demostrar que no se quedaría en el país.

Tras pasar el control y la revisión de sus pertenencias, la noche del domingo consiguió finalmente dormir en Jerusalén y cumplir con la segunda parte del viaje, ofrecer una lección magistral a los galenos israelíes y operar a cinco pacientes.

Rivas ha confesado a Efe que "este viaje ha sido una aventura muy tensa". Sus peripecias han sido grabadas en formato de cine para un documental que espera que vea la luz a principios del próximo año.

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