El Gobieno autonómico dio la voz de alarma ante un análisis del depósito de Canido, que ya volvió al nivel permitido
Si el agua de Vigo es apta para el consumo humano es lo que centra ahora el interés tanto del Concello como de la Xunta. El bajo nivel del embalse de Eiras, movilizando los lodos del fondo, y la cuestionada eficacia de la potabilizadora de O Casal en el tratamiento de la traída ocasionaron que la calidad del agua haya descendido considerablemente en los últimos meses. Mientras el Concello asegura que la potabilidad es del 100%, la Xunta insiste en que los parámetros se encuentran al límite.
Sin embargo, fue ayer cuando el conflicto del agua alcanzó su momento álgido: En la Xunta dieron la voz de alarma al detectar unos niveles de hierro superiores a los permitidos para el consumo humano en el depósito de Canido, más de 6OO microgramos por litro (o partes por billón). Dieron 24 horas a Aqualia, como concesionaria, para que repitiese los exámenes y de confirmarse los resultados, decretarían el consumo no apto tanto para beber como para cocinar.
A las pocas horas de la comparecencia pública del delegado territorial, Ignacio López-Chaves, el Concello envió un comunicado, afirmando que los segundos análisis confirman que el agua “es potable al cien por cien”, tanto en la salida de la Estación de Tratamiento de O Casal, con 514 microgr./segundo, como en el depósito puesto en cuestión de Canido, con 559 microgr./segundo. Asimismo, fuentes municipales argumentaron que los resultados negativos de Canido se debieron a unas obras de Aqualia en unas cañerías “que no tienen nada que ver con la potabilizadora”, algo que es rotundamente desmentido por los técnicos autonómicos.
Así las cosas, la Xunta anunció que se mantiene a la espera de los datos que les envíen los otros concellos afectados para determinar una postura: En Moaña, con aspecto de turbidez; en Redondela, donde una estación supera los niveles de hierro y en Soutomaior, todos abastecidos por Eiras, los resultados de los análisis también han dado resultados anómalos, por lo que desde la Xunta han reclamado a cada gestor un nuevo examen.
Para el Concello de Vigo, esta actitud responde a una estrategia de Feijóo que “sigue mintiendo y sembrando la inquietud entre la ciudadanía porque sabe que el agua de Vigo es potable”.
Por parte de la Xunta reclaman mayor colaboración del Concello. Asimismo desde el departamento autonómico de Sanidade avisaron que vigilarán la evolución de los niveles con exámenes diarios. Con esta situación, ya advirtieron a las consellerías de Educación y Política Social para que estableciesen sus propias medidas preventivas para aplicarlas en caso de ser necesario.
