Condenado 32 años y medio de cárcel el salesiano de Vigo por abusos a menores

<p> El Colegio María Auxiliadora (Salesianos) de Vigo </p>
photo_camera El Colegio María Auxiliadora (Salesianos) de Vigo

El sacerdote y profesor de religión del colegio Salesianos de Vigo ha sido condenado a 32 años y medio de prisión y a 36 años de libertad vigilada por abusar de seis alumnos del centro en 2019, cuando tenían 15 años, durante el desarrollo de actividades extraescolares. En concreto, los hechos sucedieron en un campamento que tuvo lugar en Cambados y en una peregrinación a Santiago de Compostela, así como, respecto a uno de los menores, durante la visualización de la final de la Champions League en una asociación juvenil de la que el colegio estaba a cargo. Así lo ha decretado la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, que considera acreditado que el investigado cometió siete delitos de abuso sexual, tres de ellos continuados. Además de la pena de prisión, le ha impuesto el pago de una indemnización de 76.000 euros al conjunto de las víctimas, pues entiende que “no cabe ninguna duda de que todas y cada una de ellas han sufrido un daño psicológico evidente”, así como la inhabilitación especial para cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad por tiempo superior en 31 años al de duración de la pena de prisión impuesta. 

El tribunal asegura que el acusado aprovechó “la situación de superioridad derivada de su profesión”, de la confianza que los menores habían depositado en él y de la relación de amistad que les unía, “que iba más allá de la de profesor-alumno”, para realizarles tocamientos. Los magistrados subrayan en la sentencia que la determinación de la autoría del sospechoso ha sido consecuencia, fundamentalmente, del testimonio de las víctimas de los abusos, quienes declararon que se quedaron “en shock” cuando les ocurrió, sin ser capaces de reaccionar porque no podían creer que el sospechoso pudiera hacerles algo así.

“Todas estas circunstancias no solo eran conocidas por el encausado, sino que, además, fueron aprovechadas por él para conseguir satisfacer su deseo sexual, actuando, además, en las horas nocturnas, cuando el estado de alerta disminuye y el nivel de conciencia decrece”, apuntan los jueces, quienes consideran que a los abusos se suma “la existencia de una situación de superioridad derivada de esa relación de amistad y de ascendencia que el acusado construye en torno a todos y cada uno de los menores, lo que le permitió vencer cualquier posible resistencia de las víctimas”.

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