La crisis sin minuta de los abogados

BeFunky-collage (1)
Lucía Rama contrarresta la parálisis judicial impartiendo clase y Uxío da Pena,  delantero del Salamanca, se recupera del cruzado

Siempre es recomendable contar con un abogado en la agenda del teléfono, incluso sin pleito a la vista porque el presente se puede torcer en la curva menos esperada. También te pueden arreglar el reportaje del día o ayudar a que la página llegue al periódico. Y no se trata de una licencia, sino de un situación real que sucedió a finales de septiembre de 2012 la noche que la jueza Pilar de Lara puso en libertad bajo fianza de 6.000 euros a Francisco Rodríguez, en aquel momento alcalde de Ourense, al que acusaba de los presuntos delitos de cohecho y prevaricación en el marco de la operación Pokémon. 

Pasaba de la medianoche, el cierre presionaba por la información y los problemas para transmitir –la comunicación ha cambiado mucho en ocho años– fueron solucionados por la repentina aparición en el Juzgado de Lugo de Uxío da Pena, un estudiante de Derecho que prestó su teléfono al periodista al que sus padres, Valle y Xaime, habían alojado en casa. Doble favor. Ahora Pilar de Lara está suspendida y sancionada con cambio de destino por continuos retrasos en la instrucción de sus casos y ya no hay marcha atrás en la desfiguración de la política gallega, pero esa es otra historia. 

"Además del miedo económico está el desgaste mental", afirma la letrada Lucía Rama, con 23 años de ejercicio

Con la paralización de la justicia, pero por la pandemia provocada por el coronavirus COVID-19, y en contra de lo que se pueda presuponer, hay abogados que han visto mermada su actividad y ni siquiera pueden acceder a las ayudas de los autónomos porque una gran parte son mutualistas. Los ERTEs a los que se han acogido muchas empresas cargan de trabajo a las gestorías, pero no a los letrados, a no ser que un trabajador denuncie un despido improcedente. 

Aquel joven estudiante de derecho lleva cinco años ejerciendo y se ha especializado en laboral y civil. Compagina la toga con el fútbol, al que se dedicó profesionalmente al terminar la carrera mientras cursaba los dos años de máster que obliga el plan Bolonia. "Para ganar algo de dinero podía trabajar de camarero o implicarme más en el fútbol". Goleó en el Arteixo, en el Cerceda y en el Deportivo Fabril. No ascendió al primer equipo del Dépor porque por edad tendrían que hacerle contrato profesional. Esta temporada fichó por la Unión Deportiva Salamanca, se lesionó el cruzado pero el club le renovó un año más para que sea su delantero la próxima temporada. 

Durante todo este tiempo ha conservado a los clientes y teletrabaja desde casa mientras se recupera de la lesión siguiendo los consejos del fisioterapeuta a través de videollamadas. Uxío da Pena mantiene el horario del despacho, pero ha notado el descenso de llamadas. Como muchos otros letrados está preocupado por el futuro. "Los de mi generación, los  que nacimos a principios de los años 90, fuimos conscientes de que nuestra ventana laboral era complicada por la crisis de 2010 y diez años después volvemos a sufrir la incertidumbre. Espero que haya medidas para que los emprendedores no pierdan las esperanza", comenta en la puerta de su vivienda en A Coruña vestido con el chándal del Salamanca. Lara, su pareja, es enfermera, y extreman las medidas de precaución.


Turno de oficio


Lucía Rama lleva 23 años ejerciendo de abogada. Especializada en familia, en el turno de oficio le han caído casos mediáticos como el del hombre que asesinó a los dos hijos de su pareja en A Coruña en agosto de 2011. Con la actual crisis sanitaria hubo compañeros que decidieron darse de baja por miedo al contagio, pero no ha sido su caso: "Es comprensible, pero yo no lo voy a hacer porque creo en el turno de oficio por conciencia". Su próxima guardia es a finales de mayo. 

"Fuimos conscientes de que nuestra ventana laboral era complicada y ahora volvemos a sufrir otra crisis", dice Da Pena

Toga a la espera. "Tenía que presentar cuatro demandas de divorcio y no puedo hacerlo porque están suspendidos los plazos procesales. El día que se recupere la actividad puede que se hayan arreglado o que los clientes se lo piensen por el coste. Me da la vida que doy clase en FP. Le dedico muchas más horas de las que estoy contratada, pero así evito pensar en lo que puede venir porque además del miedo económico está el desgaste mental".  

Lucía Rama recuerda en la puerta de su casa para no saltarse el confinamiento la tensión padecida durante la última década: "Pasamos la crisis económica de 2010 que comenzó dos años antes, la huelga de la Justicia y en el medio la implantación de las tasas judiciales, pero ésta es la peor por el batacazo emocional". Es la crisis sin minuta de los abogados.    

Te puede interesar