FELICIDAD EN EL TRABAJO

Don't worry, work happy

Oficina de Google en Brasil.
photo_camera Oficina de Google en Brasil.

"No te preocupes, trabaja feliz", es la tendencia laboral de Estados Unidos. Empresas como Google tienen hasta un director de felicidad.

Luciana Caletti es una de las once mujeres emprendedoras de todo el mundo elegidas por Google para presentar su proyecto en diciembre en Silicon Valley, donde resuena su interés por la felicidad en el trabajo.

Caletti, una empresaria brasileña de 35 años que reside en Sao Paulo, es una de las fundadoras de "Love Mondays" (Ame los lunes), una plataforma en la que los que buscan trabajo pueden descubrir cómo es realmente el ambiente laboral en las empresas en las que están interesados gracias a evaluaciones anónimas realizadas por empleados de esas compañías.

Caletti y sus socios crearon el portal con el fin de lograr una mayor transparencia en el mercado laboral brasileño y tras comprobar que cada vez son más los que buscan no solo un trabajo bien remunerado, sino también que los haga felices.

"La expectativa de felicidad en el trabajo es algo relativamente nuevo", dijo a Efe la emprendedora brasileña, quien apuntó que en el pasado la gente buscaba esa felicidad en la familia, los pasatiempos y los viajes, y no tanto en el ambiente laboral.

El tema resuena entre los grandes gigantes tecnológicos de Silicon Valley, que, en su afán por tener una fuerza laboral feliz y productiva, ofrecen a sus empleados desde comida gratis, hasta masajes, clases de meditación y la posibilidad de hacer la colada en la oficina.

Empresas como Google tienen incluso un director general para la felicidad, un puesto que ocupó hasta hace poco Chade-Meng Tan, conocido en la sede central de la empresa en Mountain View (California) como Meng y el empleado número 107 de Google.

Meng se interesó en la felicidad en el trabajo tras descubrir estudios sobre el cerebro de Mathieu Ricard, un científico francés doctor en genética molecular que se convirtió al budismo en 1972 con el fin de explorar la felicidad a través de la meditación.

En una conferencia en 2010, Meng explicó que estudios de la corteza prefrontal de Ricard demuestran que es el hombre más feliz del mundo, lo que lo llevó a lanzar un programa de meditación en Google y propagar la cultura de la "atención plena" (mindfulness).

El doctor en biología molecular por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Jon Kabat-Zinn, popularizó la idea de la "atención plena", que gana cada vez más adeptos en el mundo corporativo estadounidense.

"La atención plena es la conciencia que surge cuando uno presta atención, intencionadamente, al momento presente, sin emitir juicios", afirmó Kabat-Zinn en una entrevista con el programa 60 Minutes de la cadena de televisión CBS en diciembre del 2014.

El banco de inversión Goldman Sachs, la automovilística Ford y la firma de seguros de salud Aetna figuran también entre los nuevos creyentes en la meditación y la filosofía del "mindfulness", que promueven entre sus empleados.

El consejero delegado de la empresa de venta de ropa y zapatos en línea Zappos, Tony Hsieh, fue otro de los que se subió al tren de la felicidad laboral con su libro "Delivering Happiness" (Entregando Felicidad), que aborda estrategias para aumentar el bienestar en el mundo corporativo.

La tendencia tiene también sus críticos. Así, un artículo publicado en julio en la revista "Harvard Business Review" por André Spicer, profesor de la Escuela de Negocios Cass de Londres, y Carl Cederström, de la Universidad de Estocolmo, sostiene que "no está claro que el promover la felicidad en el trabajo sea siempre una buena idea".

"Recientemente, nos vimos en el medio de seminarios motivadores en nuestros lugares respectivos de trabajo", relatan Spicer y Cederström, quienes señalan que uno de los seminarios requirió la participación obligatoria en una "atrevida" clase de baile.

"Se suponía que debía de llenarnos el cuerpo de júbilo y llevó a que uno de nosotros se refugiase en el baño más cercano", recuerdan los autores.

Spicer y Cederström insisten en que no hay pruebas concluyentes de que la felicidad laboral conduzca a una mayor productividad y sostienen que, "cuando la felicidad se convierte en una obligación, puede hacer que la gente se sienta, de hecho, peor si fracasa a la hora de lograr su objetivo".

Luciana Caletti, la emprendedora brasileña, sostiene, con todo, que hay un cambio profundo en marcha que lleva, sobre todo a los profesionales más demandados, como los que trabajan en el sector tecnológico, a esperar que el trabajo sea algo más que una forma de pagar las facturas.

"Consideran una serie de criterios mucho más amplios como la compatibilidad cultural, el horario flexible, la distancia del hogar o la velocidad de aprendizaje, a la hora de elegir un empleador frente a otro", señaló Caletti, en referencia a la situación actual en el mercado brasileño. 

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