A un metro

La dura vuelta al tajo del metal

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Alu Ibérica, antigua Alcoa, paralizó su actividad 15 días por la muerte por Covid-19 del histórico sindicalista José Luis Paz Pena

Los trabajadores del metal tienen fama merecida de solidarios y combativos. Cuando la multinacional americana Alcoa anunció el cierre de las plantas de A Coruña y Avilés por el coste de la eléctricidad para producir aluminio no se vencieron. Encadenaron protestas hasta conseguir que un nuevo propietario se hiciese con las fábricas en julio del año pasado. El fondo suizo Parter Capital Group tuvo que respetar los puestos de trabajo durante dos años mientras diseñaba una nueva estrategia para dar estabilidad a Alu Ibérica, nombre con el que ahora operan las dos plantas.   

Los obreros con salario garantizado, aunque la mitad sin actividad real, continuaron en la calle para lograr que el estatuto para la industria electrointensiva que tendría que haber aprobado el Gobierno central no fuese un pretexto para padecer una nueva amenaza de cese de actividad. A la concentración celebrada el pasado 11 de marzo delante de la Delegación del Gobierno en A Coruña acudió el histórico sindicalista José Luis Paz Pena, antiguo presidente del comité de empresa de Alcoa y secretario general de CC OO en A Coruña. A sus 75 años seguía en la pelea. Nada hacía presagiar que ocho días después se convirtiría en la tercera víctima por el coronavirus Covid-19 en la provincia. 

"Tal e como coñecíamos a nosa vida acordarémonos sempre, o 2020 cambiou todo", dice López Corbacho

"Como eu e varios compañeiros estivemos en contacto con el, a planta parou a produción 15 días e os traballadores puxémonos en cuarentena", explica Juan Carlos López Corbacho, actual presidente del comité de empresa. Su padre trabajó 3o años en la fábrica, él suma otros 30 en el tajo y cuando en febero del año pasado los presagios no eran halagüeños seguía confiando en el futuro: "Somos unha potencia en alumio primario, hai demanda e trátase dun sector extratéxico de país". 

Corbacho es una buena tribuna para ponderar el regreso al curro después de los 15 días de permiso retribuido recuperable para los trabajadores de actividades no esenciales decretados por el presidente Sánchez con el propósito de frenar la propagación de la pandemia. Por su  tono de voz parece tocado. "É mellor evitar movernos de onde estamos, si queres falamos por teléfono", comenta al conocer la intención de sacar una foto en la planta. La sugerencia es atendida porque la fábrica sigue estando igual que cuando se tomaron las fotografías que ilustran este reportaje.  

"O desenlace de Paz Pena foi bastante cruel; solo, sen podelo despedir a familia e os compañeiros"

"O desenlace de Paz Pena foi bastante cruel. El solo, sen poder a familia despedirse nin tampouco os compañeiros". En la actualidad en la planta no se ha detectado ningún positivo. "Eu non me fixen a proba, non sei se son son positivo, negativo ou ambiguo, pero pasamos moito máis dos 15 días de cuarentena, co cal se houbera algún contaxio xa non seríamos transmisores". Alu Ibérica retomó el viernes 3 una parte de la producción, la de la pasta metalúrgica, porque tenían que cumplir con pedidos para dos clientes cuya actividad está catalogada como esencial: "Un  é de Noruega e outro nacional". El día 10, una vez concluido el permiso retribuido recuperable, la empresa decidió poner en marcha la actividad de la planta. 


Turnos


"Temos tres turnos de traballo diarios e está entrando en cada turno unhas nove persoas. E despois temos o horario de luns a venres, o de xornada nornal, que é o de oficina, que este luns entrou tamén. Aquí o persoal divídese en dous grupos. Estamos na casa, ou teletraballando ou esperando para darlle relevo a próxima semana aos compañeiros que agora están alí", explica Corbacho. Del total de 323 trabajadores, sólo unos 30 están al mismo tiempo en la planta.

Algunos obreros han superado embates como la privatización de la empresa o la reciente amenaza de cierre, pero la pandemia del coronavirus es el revés más difícil de gestionar. "Atopámonos con outro obstáculo máis grande enriba da mesana na nosa carreira por sobrevivir", reconoce el presidente del comité de empresa. "Os traballaodores ven esta situación con preocupación, igual que todo o mundo. O medo é máis que nada polo futuro incerto, pero non só os traballadores da planta da Coruña de Alu Ibérica. Tal e como coñecíamos a nosa vida  acordarémonos sempre. O ano 2020 é un antes e un despois". 

Corbacho se muestra realista en el diagnóstico de la situación, pero no permite que el pesimismo encadene la esperanza: "Se aprendemos desta situación pódense sacar cousas boas, pero se non o facemos a herdaza será moi mala". Confía en que las decisiones sobre la vuelta al trabajo sean por "valoración técnica y no económica". 

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