A un metro

En la clase me colé

El profesor Luis Ángel García Bardón durante la clase virtual.
photo_camera El profesor Luis Ángel García Bardón durante la clase virtual.

Los alumnos de primero de Bachillerato se muestran satisfechos con la enseñanza virtual tras adaptarse al nuevo modelo, pero también apuntan que la carga de estudio se ha incrementado.

Albert Camus vuelve a tener razón y no sólo por su libro 'La peste', lectura clarividente durante la zozobra por la pandemia provocada por el coronavirus COVID-19. El fútbol, aunque sea la canosa pachanga de los jueves, tanto te puede ayudar a caminar por la senda de la ética como solucionar un capítulo de la serie 'A un metro'. El Nobel son letras mayores, pero también el escritor francés prefería, en caso de que la vida le concediese una prórroga, ser futbolista antes que escritor. Claro que el galardón más deseado de la literatura ya lucía en su vitrina.

Luis Ángel García Bardón es profesor de Literatura Universal, Filosofía e Historia de España en el colegio leonés Divina Pastora de la Fundación Ana Mogas, que cuenta con varios centros en Galicia, como en Ourense, O Carballiño, O Barco, Vigo o A Coruña. El profe, como también le dicen en la pachanga cuando acude al corte con sutileza, propuso participar en una de sus clases virtuales con alumnos de primero de bachillerato para conocer sus inquietudes ante un futuro cargado de incertidumbre.

Un centro llovido merecía un remate sin preguntas. En la clase me colé. Media hora después sales reconciliado con el ser humano. "Estoy encantado con este grupo. El día que tengan amor propio y voluntad se comen el mundo porque tienen unas cabezas impresionantes, pero también tengo que decir que son unos vagos", les soltó el profe durante la tutoría.

La campana de entrada al aula virtual suena a las diez de la mañana, pero al minuto el tutor avisa de que hay un ligero retraso porque están en otra clase. "Es que nos hemos entretenido en el baño", bromea un alumno cuando ya están conectados. Han tenido que amoldarse al nuevo sistema en el último trimestre. "Al principio fue un poco lioso porque ni nosotros ni los profesores teníamos ni idea, pero ahora que nos hemos adaptado no me importaría seguir con las clases desde casa aunque pudiésemos salir a la calle", comenta Nikita. "Yo estoy en la cama", se escucha. El comentario es saludado por las risas propias de una clase. "Bueno, también echas de menos a tus compañeros y hablar en clase", añade otra alumna. El profe tiene que poner orden.

"Yo creo que si damos todas las materias desde casa, la parte social se pierde", apunta otra compañera. A estas alturas resulta imposible engarzar las voces a los nombres. Luis Ángel hace la cobertura cuando percibe que el periodista ha perdido la marca. "A mí personalmente me parece más duro porque nos mandan más trabajo que cuando íbamos a clase", añade Aitana, aunque puede que la opinión la haya expresado Ángela o Claudia. Disculpas si hay baile de nombres. "Bueno, al principio sí", la corrigen. "Al principio y ahora".

El profe recupera el mando aunque el estrado sea virtual: "Si hablamos todos a la vez, hay un jaleo con los micrófonos fenomenal". La clase se calla. Contemplan con cierta envidia el recorte de materias de cara a la selectividad de los compañeros que están en segundo de bachillerato. Discrepan sobre la lección que se pueda extraer de la pandemia. No tienen claro que haga virar las coordenadas por las que se mueve la sociedad occidental, pero a todos les preocupa el futuro y lo que se van a encontrar cuando concluyan sus estudios y principie la vida laboral.

El futuro

Claudia y Elisabeth quieren ser biotecnólogas, Verónica sueña con llegar a cirujana, Ángela pretende estudiar un grado de matemáticas y física, Diego se lo piensa "en la cama", Aitana se ve doctora como sus dos hermanos, Javi cursará algo relacionado con la economía y Alejandro "hasta ahora quería estudiar ingeniería mecánica, pero cada día me lo planteo más". Es el único al que le tira más el campo que la ciudad, tiene colmenas y ovejas y la despoblación del mundo rural le preocupa. "Aunque una carrera hay que hacer", matiza. Nadie ha dicho futbolista como soñaba Albert Camus, aunque hay otras carreras sin necesidad de porterías para lograr el triunfo personal.

Los alumnos tienen un guiño con el periodista que se ha colado en su clase glosando las maravillas de Galicia y de Ourense: "Es que tiene de todo, playa, montaña...".  También buena y mala gente. "Nooo", responden a la retranca del informador. A la clase ha asistido Andrea desde el hospital. Lleva unas semanas ingresada, pero esta mañana se muestra feliz: "Hoy me voy para casa". "Venga que te necesitamos", la animan. A ella y a un montón de chavales que pronto tendrán en sus manos trabajar por un mundo mejor. Hay esperanza.

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