En un juicio por la colocación de un explosivo en una ETT en 1998, se acusaron mutuamente

Exdirigentes del Grapo tildan de 'basura y violador' a Sande

Silva Sande prestando declaración. A la izquierda, Pérez Martínez y Victoria Gómez. (Foto: S. BARRENECHEA)
Los exdirigentes de los Grapo Victoria Gómez y Manuel Pérez Martínez, 'camarada Arenas', juzgados ayer por la colocación de un explosivo en una empresa de trabajo temporal (ETT) en 1998, han tildado de 'basura', 'degenerado' y 'violador' al exmiembro de la organización Fernando Silva Sande.
En el juicio que quedó ayer visto para sentencia en la Audiencia Nacional, la Fiscalía mantuvo su petición de 55 años de prisión para los tres exdirigentes de los Grapo acusados de ordenar la colocación el 1 de junio de 1998 de un artefacto explosivo en una empresa de trabajo temporal en Madrid, que al estallar hirió a dos policías.

Durante la vista los tres acusados se implicaron mutuamente en la campaña contra empresas de trabajo temporal que los Grapo llevaron a cabo en la década de los 90. El primero en declarar fue Silva Sande, quien dijo que el 'camarada Arenas', exsecretario general del Partido Comunista de España reconstituido (PCE-r), formaba parte de la comisión política de la que partía la orden al comando central de la colocación de artefactos explosivos. Un extremo que después negó Pérez Martínez, que indicó que la dirección del PCE-r nunca cometió atentados ni dio las órdenes para que se cometieran, tras lo que aprovechó su turno de última palabra para calificar a Silva Sande como 'infame, violador y basura'. 'Es la pieza utilizada por la guardia civil contra personas honestas y honradas', añadió. Igualmente, el 'camarada Arenas' aseguró que Silva Sande, al que se refirió en varias ocasiones como 'ese tipejo' o 'ese fulano', nunca formó parte -como él mantiene- de la comisión política del partido ni del consejo federal del mismo.

Por su parte, Victoria Gómez, tras reconocer su pertenencia a los Grapo, explicó que este grupo realizaba 'operativos' contra empresas de trabajo temporal, pero que eran los propios comandos los que tenían toda la información y decidían las empresas a las que iban a atacar. 'Toda la historia que se montó Silva no es cierta', afirmó.

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