El cambio del previsto en Alta Velocidad a convencional lo privó del sistema de frenado automático

Fomento modificó el ancho de vía meses antes de su estreno

El presidente de Adif, Gonzalo Ferre (dcha), y el de Renfe, Julio Gómez-Pomar, en su comparecencia. (Foto: EMILIO NARANJO)
La línea ferroviaria Ourense-Santiago estaba inicialmente planificada para ser construida en su totalidad como una línea de Alta Velocidad dotada con el Sistema Europeo de Gestión del Tráfico Ferroviario (ERTMS), el más avanzado, pero en junio de 2010 se decidió cambiar el proyecto y ejecutarlo en el ancho convencional, una modificación que finalmente fue aprobada por el Ministerio de Fomento, cuyo responsable era entonces el socialista José Blanco, en abril de 2011, ocho meses antes de la puesta en servicio de la infraestructura en diciembre de ese año.
Así lo indicó ayer el presidente de Adif, Gonzalo Ferre, ante la Comision de Fomento del Congreso de los Diputados, presidida por el diputado popular ourensano Celso Delgado. Ferre detalló que el cambio se produjo al estimar este ente público que los intercambiadores de ancho de vía que se preveían colocar en las inmediaciones de Ourense y Santiago iban a incrementar el tiempo de viaje. Así, el tramo estaba inicialmente planificado con ancho de vía europeo y señalización ERTMS, capaz de frenar el tren si excede la velocidad indicada en cada punto, pero que posteriormente se decidió realizarlo en ancho ibérico y Asfa, que sólo detiene el convoy si sobrepasa los 200 pòr hora.

El tren siniestrado utilizó el sistema ASFA durante todo el trayecto porque, según el presidente de Renfe, 'se advirtieron una serie de problemas', algo que Adif autorizó porque 'no presenta en ningún momento' problemas de seguridad.


'EN PERFECTAS CONDICIONES'

Los presidentes de Adif, Gonzalo Ferre, y Renfe, Julio Gómez-Pomar, defendieron ante la Comisón que la vía, el tren y el maquinista del ferrocarril estaban en perfectas condiciones, a lo que añadieron que el trazado del lugar del accidente nunca recibió quejas ni alegaciones. Durante su comparecencia, que se prolongó durante casi cinco horas, ambos presidentes recordaron a las víctimas y repasaron algunos aspectos técnicos de la línea ferroviaria Ourense-Santiago, coincidiendo al señalar que 'no corresponde' ni a la operadora ferroviaria Renfe ni a Adif 'determinar las causas' del accidente.

El presidente de Adif recordó que el diseño de la curva de A Grandeira (en la que se produjo el descarrilamiento) 'fue pacífico', ya que 'se recibieron más de 300 alegaciones y ninguna de ellas hacía mención al trazado del acceso a Santiago', como también lo ha sido su explotación, porque desde su entrada en funcionamiento 'no hemos recibido ninguna queja'.

También el presidente de Renfe defendió las buenas condiciones en que se encontraban el tren y el propio maquinista, al tiempo que aseguró que 'no hay constancia de ninguna comunicación' de la compañía con este. El tren siniestrado había pasado en la mañana del mismo día 24 de julio una revisión con la que se verificó el correcto funcionamiento de varios elementos de la máquina, entre ellos los frenos, y no se advirtió de ninguna 'anomalía' ni 'avería' desde su salida de Madrid.

Por lo que respecta al maquinista, señaló que llevaba 8 horas y 46 minutos de jornada laboral en el momento del accidente, de las que 2 horas y 42 minutos eran de conducción efectiva, y que ambos periodos están dentro del reglamento.

Respecto al uso de su móvil dijo que el teléfono profesional 'tiene restringidas lamadas hacia el exterior' y que cuenta con 'una serie de recomendaciones dirigidas precisamente a evitar cualquier tipo de distracción'.

Todos los portavoces de los grupos parlamentarios se han mostrado partidarios de revisar los protocolos de seguridad de las infraestructuras ferroviarias. Hoy comparecerá ante esta misma Comisión la ministra de Fomento, Ana Pastor, quien anunciará 'medidas adicionales' de seguridad.

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