Los comuneros pontevedreses de Santa Mariña pudieron perder tres cuartas partes de sus montes

El fuego destruye el entorno de los molinos de O Rosal

La localidad pontevedresa de Acevedo, una de las más castigadas por el fuego. (Foto: VICENTE ALONSO)
El incendio que asola durante tres días los municipios de O Rosal y Oia, en Pontevedra, está dejando tras de sí pérdidas millonarias.
El fuego ha quemado ya unas 1.200 hectáreas de monte arbolado de la Mancomunidad de Santa Mariña y dañado gravemente al conjunto de molinos de O Picón y Folón, clasificado como Bien de Interés Cultural y uno de los principales reclamos turísticos de la zona. Además, las llamas también han afectado a las diferentes cabañas de animales que pacen y viven en semilibertad en estos montes. El presidente de la Mancomunidad, Isaac González, aseguraba que 'estamos ante una tragedia sin precedentes. Sólo en madera, estamos hablando de pérdidas de varios millones de euros', explicaba mientras seguía de cerca las labores de extinción de los últimos focos que se llevaban a cabo ayer por los efectivos desplazados al lugar del siniestro.


'UNA CATÁSTROFE'

Los primeros cálculos estiman que la zona quemada afecta a unas tres cuartas partes del territorio que gestiona la Mancomunidad de Montes de Santa Mariña. Para ellos 'es una verdadera catástrofe, de nuestra actividad dependen 18 puestos de trabajo directos y ahora no sabemos lo que sucederá. Todavía estamos luchando contra el fuego y es muy pronto para saber lo que sucederá después', comentaba Isaac González, que sigue la evolución del fuego desde le primer momento. 'Aquí todos hemos colaborado en la medida de nuestras posibilidades, la Mancomunidad envió a sus cuadrillas, que han trabajado también en la extinción y, además, estuvieron los comuneros, que voluntariamente se sumaron a los trabajos desde el primer momento'.

Una de las mayores preocupaciones en estos momentos es el estado en el que quedó el conjunto de molinos de o Picón y Folón, que según las primeras estimaciones estaría muy afectado. Este enclave, considerado como uno de los mayores reclamos turísticos de O Rosal, fue recuperado en la década de los noventa.

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