GOLPE A LOS MIGUELIANOS

El Obispado de Tui suprime la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel

Quinteiro Fiuza lamenta lo ocurrido y emite un decreto de la Diócesis para la disolución del grupo

La reciente reunión entre el Nuncio Apostólico y el comisario canónico vigués encargado de la Orden y Mandato de San Miguel tras la destitución de su líder fue definitiva para que el obispo tomara una decisión en firme sobre la supresión de esta asociación. En un comunicado hecho público por la Diócesis, se confirma esta decisión, que ya se había acordado después del mencionado encuentro.

En dicho comunicado se especifica que fue ayer mismo cuando Monseñor Luis Quinteiro Fiuza firmó el decreto de supresión de la Orden y Mandato de San Miguel, que ha estado desarrollando sus actividades en la Diócesis de Tui-Vigo como asociación privada de fieles desde el 4 de febrero de 2003 y desde 2009 como asociación pública de derecho diocesano.

En concreto, en el decreto de supresión, el obispo se lamenta “con hondo pesar del grave escándalo causado últimamente, no sólo en esta diócesis sino en toda España, por algunos miembros que habían pertenecido a la asociación y se dieron de baja dejando de serlo, a raíz del nombramiento de un comisario extraordinario que sustituyó al hasta entonces presidente y fundador”.

“Por ello, considerando que existe causa grave para ello, después de oír al comisario que en nuestro nombre dirige temporalmente la asociación, decretamos su supresión, que será efectiva en el momento de la notificación de este decreto a la referida asociación”.

La Diócesis informó además que el decreto fue notificado al comisario y a los 26 miembros que hasta la fecha seguían perteneciendo a la Orden y Mandato de San Miguel.

La detención y posterior ingreso en prisión de Miguel Rosendo por presuntos abusos sexuales y asociación ilícita puso la máxima alerta sobre su grupo de seguidores rebautizados como La Voz del Serviam, pero también sobre los que permanecían en la Orden y Mandato bajo la vigilancia del comisario canónico. 

Pese al estricto control de los exploradores y las cuatro “miguelianas” que trabajan en una residencia en Madrid, según pudo saber este diario, determinados actos y comentarios podrían haber levantado sospechas respecto a la posibilidad de que todavía pudieran seguir al fundador, con el riesgo que eso conlleva.

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