El expresidente de Caixanova elude dar explicaciones o pedir disculpas por las indemnizaciones millonarias a directivos

Gayoso niega responsabilidad por la desaparición 'traumática' de las cajas

Fernández Gayoso, al inicio de su intervención en el Parlamento. (Foto: V.P.)
El expresidente de Caixanova y excopresidente de Novagacaixagalicia, Julio Fernández Gayoso, aseguró ayer que la entidad del sur no era partidaria de la fusión con Caixa Galicia, que fue la opción 'más difícil' y cuyas consecuencias resultaron 'traumáticas' por los ajustes realizados para evitar duplicidades. En su comparecencia en la comisión parlamentaria de investigación sobre la desaparición de las cajas de ahorro gallegas, Gayoso señaló que existía 'una esperanza' para Caixanova que, 'por desgracia, no se concretó': fusionarse con alguna entidad financiera 'de gran nivel'.
Reveló que hubo varios interesados en comprar 'una parte sustancial' de la red de oficinas de fuera de Galicia, lo que, de haberse concretado, 'podía ser de todas las soluciones, la más efectiva', por cuanto habría implicado prescindir de 800 empleados sin ir a un ERE, y un aumento de liquidez de 7.000 millones. Sin embargo, el momento de realizar la operación era 'el peor de todos', porque había una 'sobreventa de redes' y las entidades 'querían no comprar barato, sino a precio de saldo'.

Gayoso aludió a otra de las alternativas que manejaba Caixanova: una fusión fría o SIP 'entre las seis, ocho mejores cajas de España', excluida La Caixa, que habría permitido a la entidad controlar entre el 25% y el 30% del total y 'decisión plena' del gobierno del crédito en Galicia, 'sin interferencias'.


EN EL PEOR MOMENTO

Sobre la fusión con Caixa Galicia, reseñó que al resultar 'inviables' las otras alternativas, quedaba esa posibilidad o 'la muerte instantánea'. 'El camino que nos quedaba era la fusión -con Caixa Galicia-, con todos los problemas que podía comportar', dijo, y aseguró que al 'modelo traumático' elegido se añadieron tres decretos 'bomba' de reforma del sistema financiero, justo 'en el peor momento'.

Lejos de reconocer que la apertura de oficinas de Caixanova en Latinoamérica y Europa fue un error de gestión, así como una alta exposición al ladrillo, señaló que la desaparición del 90% de las cajas españolas se habría evitado si no hubieran incurrido en ese 'error estratégico de una gravedad tremenda'.

Sobre la comercialización de participaciones preferentes y deuda subordinada, comentó que hay unos 2.000 empleados de la caja fusionada, ahora reconvertida en banco, con sus ahorros atrapados y afectados por las quitas, y que no hubo indicaciones sobre su comercialización del Banco de España, la CNMV ni la Xunta, y que en Caixanova actuaron 'de buena fe' 'creyendo' que el proceso de venta de estos productos 'cumplía todos los requisitos' que la Ley exigía.

La respuesta sobre esta cuestión y sobre las indemnizaciones millonarias que recibieron exdirigentes de las cajas fusionadas -en este caso eludió dar explicaciones al estar el asunto en trámite judicial y solo dijo que él no recibió 'ni un solo euro'- no satisfizo a los parlamentarios, que echaron en falta sus 'disculpas'.

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