GALICIA

La víctima del Chicle: "Me dije: como cierre el maletero, no sales más"

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photo_camera Juan Carlos Quer padre de Diana Quer, en la sala junto al asesino confeso de Diana Quer, José Enrique Abuín Gey, alias el Chicle.

La joven de Boiro reconoció a José Enrique Abuín como el autor de la agresión sucedida el pasado 25 de diciembre de 2017

La joven de Boiro a la que supuestamente trató de secuestrar José Enrique Abuín Gey, ha reconocido este miércoles a "el Chicle" como el autor de la agresión, ocurrida el 25 de diciembre de 2017, y ha asegurado que, tras interceptarla en una calle de Boiro, la amenazó con un cuchillo y la "empujó" para meterla a la fuerza en el maletero de su vehículo. "Me dije: intenta salir de aquí, porque como cierre el maletero, no sales más", ha contado ante el tribunal.

La joven ha declarado en la primera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial contra el Chicle por el intento de rapto en Boiro que desemboco en la resolución del caso Diana Quer y en el que la Fiscalía pide para él más de 15 años de cárcel.

Lo ha hecho tras un biombo para preservar su identidad y ha narrado, por veces visiblemente nerviosa, que "el Chicle" la interceptó en una calle "poco iluminada" de Boiro mientras ella mantenía una conversación por Whatsapp, por lo que se dio "de bruces" con él. El hombre, ha dicho, se encontraba apoyado sobre su coche con la puerta abierta, interrumpiéndole el paso.

"El Chicle", ha contado la joven, le pidió entonces que le entregase el móvil, pero ella se negó y le ofreció a cambio dinero, algo que él no aceptó. "El móvil era mi única forma de salvarme si en algún momento cerraba la puerta, para llamar a la Policía", ha dicho.

La joven ha contado también que Abuín Gey la amenazó con un cuchillo u objeto metálico similar y le dijo "No te chilles o te corto", por lo que, ha admitido, temió por su vida. En la sala se ha reproducido en varias ocasiones un audio de Whatsapp grabado por la propia víctima durante la agresión, en el que puede escucharse su voz pidiéndole que la deje ir y a él reclamándole el teléfono e instándola a que entrase en el coche.


Trató de "empujarla"


Aunque ha dicho no saber si en un momento había pasado algún vehículo por la calle donde sucedieron los hechos, la joven ha contado que, de pronto, "el Chicle" "cambió su actitud" de golpe y le preguntó si se llamaba Carla, tras lo que aseguró que todo se trataba de "una broma" encargada por "su novio".

En ese momento, ha contado, ella comenzó a caminar "hacia atrás" para huir del lugar, pero "el Chicle" la siguió. "Iba andando hacia atrás y él iba andando conmigo. No sabía ni qué hacer, tenía miedo de que, si me giraba, me clavase un cuchillo", ha dicho la joven.

En un momento dado, en el que el acusado no la "perdía de vista", la joven ha contado que se "abalanzó" sobre ella y trató de "empujarla" para meterla en el maletero del coche.

De hecho, la víctima ha dicho que llegó a introducirse en el maletero a excepción de las piernas, que chocaron contra la defensa del coche y que, forcejeando con él, su intención era la de salir del habitáculo. "Me dije: intenta salir de aquí, porque como cierre el maletero no sales más", ha apuntado.


Una sábana en el maletero


En el maletero, ha contado la joven, no vio ninguna garrafa destinada supuestamente a robar gasoil, aunque sí que en el fondo había colocado "algo blanco, una sábana o una toalla".

El forcejeo fue escuchado por dos jóvenes que se encontraban en la zona, ha explicado la chica, y a quienes advirtió a su llegada que el agresor llevaba "un cuchillo". Con ellos fue hasta un establecimiento cercano para llamar a la Policía.

A mayores, la joven ha contado que memorizó parte de la matrícula del coche del agresor y que identificó a Abuín Gey en una fotografía de varias que le fueron mostradas por los agentes.

Tras la agresión, la víctima tuvo que recibir tratamiento hospitalario para sus lesiones y asistencia psicológica, con la que continúa en la actualidad. Asimismo, ha dicho que también sigue tomando tratamiento ansiolítico y que tiene pesadillas con los hechos. "Me despierto cada dos horas, con cada ruido, y tengo que levantarme para ver si las puertas o las ventanas están bien cerradas", ha añadido.

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