Crónica

La Cámara de espera

Hemiciclo Parlamento Galicia
photo_camera El Hemiciclo del Parlamento de Galicia es acondicionado antes de que continuase el Debate de Política Xeral durante la tarde del miércoles. (Foto: Suso Arjomil)
Caballero espera a que la ola de Sánchez lo lleve a San Caetano, Feijóo espera a que el PP reflote en Galicia en la repetición de las generales para sacar las urnas y el rupturismo se descose más mientras espera a Madrid.

La Cámara de gas o Cámara de tortura, como calificaba Xosé Manuel Beiras al Parlamento de Galicia durante sus faenas de arrebato, ha bajado tanto el diapasón que en el Debate de Política Xeral celebrado el miércoles dio la sensación de haberse convertido en una Cámara de espera. A la excepcionalidad de la mayoría absoluta que apura Feijóo hasta que el próximo año los gallegos vuelvan a elegir presidente, se suma ahora la incertidumbre por la repeteción de las elecciones generales con la que nadie contaba tras el resultado de abril. Todos, salvo el BNG porque nada tiene que perder quien no ha conseguido diputado, esperan a lo que suceda el 10 de noviembre para decantar sus posibilidades el próximo año.   

Durante su estreno en un debate de estas magnitudes, a Gonzalo Caballero le faltó el aliento de compañeros con mando en plaza como los presidentes de las tres diputaciones en manos socialistas, el alcalde de Vigo o las alcaldesas de A Coruña y Lugo. La presencia en la tribuna de invitados de Javier Losada, delegado del Gobierno en Galicia, permite descifrar las coordenadas que guían al líder de los socialistas gallegos en su intento de llegar a la presidencia de la Xunta. 

"A Gonzalo Caballero lo veo pasivo, esperando a que la ola positiva de Pedro Sánchez lo lleve a San Caetano. El liderazgo interno está consolidado, pero le falta liderazgo social y mostrar un proyecto sólido para Galicia", comenta un veterano socialista alejado ahora de la primera línea y de las tensiones internas. El efecto Sanchez, como José Luis Rodriguez Zapatero en 2007, convirtió en alcaldes a un buen puñado de militantes desconocidos fuera del partido. Pero deberían haber aprendido que la cuerda tendida por Zapatero se convirtió en soga en 2011. Gonzalo Caballero sigue agarrado al cabo de Pedro Sánchez, que permitió a los socialistas ganar al PP en unas elecciones en Galicia por primera vez en la historia. 

Precisamente del hilo de los 700 millones que el Estado adeuda a Galicia por los anticipos a cuenta tiró en el debate Alberto Núñez Feijóo con la intención de descoser la apuesta de Caballero por la tierra. Los dos son conscientes de que el 10 de noviembre no sólo está en juego la presidencia del Gobierno central. Si Pedro Sánchez consigue mejorar el resultado del 28 de abril y en Galicia el PSOE vuelve a ser la fuerza más votada, el compromiso de Feijóo con la Galicia de los próximos 12 años, deslizado durante su discurso a modo de distracción para que se hablase más de su candidatura que de la gestión, podría quedarse en amago.

Feijóo espera y va camino de parecerse a Irureta, entrenador del Deportivo en los años más gloriosos. Ganó una  Liga y una Copa, se metió en las semifinales de Champions, pero el aficionado sigue pensando que pudo haber conseguido más, reconociendo que otros hubiesen hecho mucho menos. Feijóo tiene tres mayorías abolutas en la vitrina y decide el calendario. 


Más o menos


Entre la ambición de Caballero y de Feijóo también se ha colado Íñigo Errejón, al que busca Luís Villares para que a En Marea no se quede en la orilla después de haber sido la segunda fuerza en número de votos las últimas elecciones gallegas. Los socialistas jalean a Errejón y su Más País, pero la jugada puede suponer menos. Menos votos para Iglesias y para Sánchez. Las llamadas fuerzas rupturistas  se descosen mientras esperan los movimientos de colegas y excolegas en Madrid. 

A Antón Sánchez, líder de Anova y portavoz parlamentario del Grupo Común da Esquerda, lo escuchó Beiras. Sólo a él. Después se marchó. En una esquina de la tribuna de invitados quedaban Antón Gómez Reino,diputado y  líder de Podemos Galicia, con el senador José Manuel Sande; mientras en la otra se se sentabam  juntosMartiño Noriega y Xulio Ferreiro, llamados alcaldes del cambio en las ciudades de Santiago y A Coruña hasta las elecciones muncipales de mayo. El tiempo cambia y no espera.  

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