LA ESCOBA

Meirás como traca final de campaña

OLYMPUS DIGITAL CAMERA
photo_camera Cartel del BNG delante de las Torres de Meirás (FOTO: SUSO ARJOMIL).
En el bar al lado de la residencia de veraneo se habla más de que Núñez Feijóo pierda la Xunta que los Franco el pazo

La mujer que atiende en el Bar Lilo estará hasta la cafetera de que le pregunten por las andanzas de la familia Franco. "Las visitas son mañana", responde sin ganas de cháchara al comentarle que ha quedado visto para sentencia el juicio para que el pueblo recupere el Pazo de Meirás. La parada ha sido recomendada por un colega periodista que vive en Sada. "Ahí te pueden contar muchas cosas. Lo poco que salía Franco cuando venía era en el yate Azor y al bar que tenía al lado porque quedaba con cazadores. Benito, el buzo que le ponía los salmones se murió hace tres años".

"El tiempo de la historia no es el tiempo de los hombres", acaba de decir por la radio del coche el abogado del Estado Javier Suárez durante las conclusiones en el juicio para devolver la residencia de veraneo al patrimonio público. Frase histórica para justificar las razones por las que el Estado lo pide ahora y no antes. El aplazamiento electoral por la pandemia de covid-19 ha propiciado que el juicio coincida con la campaña de las elecciones gallegas, pero lo que podría ser la traca final se queda en coincidencia al estar Gobierno central, Xunta y todas las fuerzas políticas de acuerdo en las restitución del inmueble que perteneció a Emilia Pardo Bazán y fue adquirido mediante la aportación forzosa de vecinos para agasajar a Franco como residencia de veraneo. Todas salvo Vox.

"Hasta hace poco pensé que la familia no perdería el pazo, pero empiezan a estar preocupados porque ya no tienen ningún apoyo importante. No consiguieron mantener a Franco en el Valle de los Caídos, van a perder Meirás y también les darán la lata con la Casa Cornide de A Coruña antes de que puedan venderla", comenta el periodista que tiene relación con los herederos del dictador. 

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Propaganda de Feijóo en Sada.

En Sada los vecinos "están divididos sobre la recuperación de Meirás para el pueblo. Depende del bar al que vayas y además la gente tiene la costumbre de morirse", bromea un camarero. "En unos te encuentras gente muy facha y en otros de izquierdas y nacionalistas", añade. También a poco más de un kilómetro escaso, según una medición a la gallega, se encuentra O Castro, fábrica donde Isaac Díaz Pardo y Luís Seoane diseñaron las delicadas cerámicas de Sargadelos e impulsaron la cultura gallega. Los partidarios y detractores del dictador estaban tan lejos y tan cerca en una singular convivencia. 

En la parte trasera de la cafetería modernista La Terraza la clientela habla de la campaña electoral. "No me digas nada que yo ya tengo el voto preparado", comenta una señora que camina con ocho décadas en las piernas en una mesa que comparten cinco personas. "Al BNG o a Galicia en Común", replica un hombre más joven, puede que con retranca. Otra anciana manifiesta su intención de votar en blanco. "Entonces estás dando el voto al que gana", matiza mientras les ayuda a levantarse. "Mira los rebrotes en Lleida, el País Vasco y A Mariña, pero a mí me parece seguro acercarme hasta un colegio electoral, tanto como haber venido a tomar un café", continúan con la conversación mientras se dirigen a la salida. En 15 minutos no han pronunciado ni una sola palabra sobre el juicio que acaba de ser visto para sentencia, al menos hasta donde ha alcanzado la oreja. 

En la carretera desde la que se contempla la conocida estampa de las torres sólo hay un cartel de Ana Pontón, la candidata del BNG. La imagen está cargada de simbolismo.

Los “19 de Meirás"

El caso de "os 19 de Meirás" que ocuparon simbólicamente el pazo en agosto de 2017 para exigir la  devolución al pueblo ha llegado al Tribunal Supremo al estar el diputado Néstor Rego entre los denunciados por la Fundación Francisco Franco. Los herederos piden hasta 13 años de prisión por una acción en defensa de la memoria histórica. 

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

La entrada principal del recinto amurallado es una suerte de aparcamiento para los que acuden al Bar Lilo. Aquí han abrevado Franco, Carmen Polo, Carmencita y los descendientes, pero la mujer que despacha no está dispuesta a dar palique sobre el juicio ni sobre los moradores de un inmueble que tiene que abrir cuatro veces al mes al ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2008 por la Xunta. Una mujer que podría escribirle los discursos a Feijóo critica que los alcaldes socialistas y nacionalistas de A Mariña, además del resto de fuerzas políticas que se presentan, hayan pedido la suspensión de las elecciones en esta comarca lucense por el brote de covid-19. Su acompañante le pregunta al teléfono la edad de Feijóo. "58 años", le responde. "Como te había dicho yo", dice la mujer. "El problema es que podría perder la Xunta por un voto". El pueblo puede ganar el pazo.

Te puede interesar