Sanidad

Personal alerta del "abandono" en la residencia de Salvaterra

Estado de los aseos en la residencia.
Es uno de los centros más afectados del área viguesa, con 11 fallecidos y 91 contagiados

El 90% de los usuarios de la residencia de mayores de Salvaterra tienen úlceras provocadas por la inmovilidad y pueden pasar hasta diez horas sin cambiar de pañal. Estos mayores permanecen en habitaciones cerradas con llave y viven en unas instalaciones que “no reúnen las mínimas condiciones de mantenimiento y salubridad”. Estos hechos tan graves fueron denunciados ayer por los representantes de la Asociación de Trabajadores de Residencias de Galicia, que describen una situación dantesca en una residencia del área viguesa que tiene 64 mayores enfermos de covid y 27 trabajadores contagiados. Este centro fue intervenido por la Xunta el pasado día 27 de octubre al contagiarse el 80% de los residentes y un volumen importante de trabajadores. 

Desde la Consellería de Política Social aseguraron ayer que analizarán con detenimiento la situación y que si ven un incumplimiento de la normativa actuarán en consecuencia. Además de esto, aseguran que tras la intervención de la residencia se reforzó la plantilla de enfermeras y auxiliares y que se dotó de material a este centro. Hasta ahora fallecieron 11 usuarios de la residencia de Salvaterra, la mayoría de ellos derivados previamente al Álvaro Cunqueiro.

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Estado de los colchones en la residencia de Salvaterra

La asociación enumera múltiples “irregularidades, negligencias, falta de personal, abandono e incluso maltrato institucional a estos usuarios” y pide una actuación urgente de la Inspección de Servizos Sociais de la Consellería de Política Social. La asociación Defensor del Paciente pide a su vez la intervención de la Fiscalía.

Esta residencia tiene 108 plazas, de las que 72 están subvencionadas: 60 beneficiarias de cheque social y  12 concertadas con la Administración Pública.

Aseguran que las instalaciones no reúnen las mínimas condiciones de mantenimiento y salubridad para cualquier tipo de alojamiento. Asimismo, señalan que los platos de ducha están rotos y oxidados en los vestuarios del personal, que está todo revuelto en un centro con más de 100 casos y que el gimnasio funciona como almacen de comida, lencería y bolsas de basura. Las camas de residentes no son clínicas y no pueden elevarse para darles la medicación o para que puedan respirar mejor, y los colchones son de muelles y están rotos y sucios.

Las habitaciones no tienen aseos adaptados, los timbres para pedir ayuda no funcionan, no hay palos para goteros (se cuelgan de las lámparas) y los residentes están cerrados con llave “como si fuera una cárcel” contraviniendo la normativa. Por otro lado, señalan que falta material, desde lencería a productos de limpieza adecuados, palanganas para el aseo, gel hidroalcohólico, colchones antiescaras, grúas para levantar a los residentes, entre otros.

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